Publicado en Publicoscopia
Un caso no cambia nada, pero supone un punto de inflexión muchas veces. La gota que colma el vaso y hace que se derrame. El último granito de arena que corona la montaña y que es más visible. Eso es lo que las hermanas Mirabal simbolizan para la lucha contra la violencia machista. Muchas personas –incluso políticos- que conmemoran el 25 de noviembre como Día Internacional de la No Violencia contra la Mujer no saben ni su origen ni su significado. Y eso que gastan grandes fortunas – de las cuentas públicas, no de su bolsillo- en campañas, anuncios y actos solemnes de este día.

La historia de las tres hermanas bien podría verse como el germen que acabó con la dictadura de Trujillo en la República Dominicana. Como un hito de las libertades, de la Democracia con mayúscula. Ellas estuvieron involucradas en un movimiento creciente de oposición a los abusos de poder y fundaron junto a otras personas el Movimientos Revolucionario 14 de Junio. Con el resto de opositores, fueron duramente represaliadas, vigiladas y perseguidas durante años. Aún así, la violencia que ejerció el poder contra ellas tiene una dimensión más: la de género.
Mucho antes de la implicación política de las hermanas, la familia Mirabal ya sufrió violencia de género de parte del dictador dominicano. En 1949 eran invitados a acudir a la inauguración del Hotel Montaña de Jarabacoa, algo que marcaría el destino de los seis miembros. Esa noche, Trujillo ya puso los ojos sobre Minerva, la tercera de cuatro hermanas. Unos meses después, el dictador forzó un nuevo encuentro con la joven en otra fiesta, a la que ya se sintieron obligados a ir el padre y las hijas por miedos a represalias. Pero Minerva, que se convertiría en una de las primeras abogadas del país, rechazó las insinuaciones de Trujillo e incluso se ‘atrevió’ a pedir que liberaran a un joven opositor. La ira no se hizo esperar: al día siguiente detenían a Enrique, el padre, por un lado y a Minerva, su madre y tres amigas más de la joven por otro.
Esto solo sería la punta del iceberg. A partir de ese momento la familia sería vigilada, incordiada e imposibilitada para tener una vida normal. Especialmente Minerva, a quién los militares y la policía seguirían de cerca investigando a quién hablara con ella, encarcelando a sus pretendientes e incluso imposibilitándola a ejercer como abogada a no concederle el propio Trujillo la licencia. Entonces empieza la actividad más comprometida de ‘Mariposa’, como la llamarían en clave en la oposición. No es de esperar que al cabo de diez años de esta persecución comenzaran los rumores de que Minerva iba a sufrir un ‘accidente’.

Como en otras dictaduras, en la dominicana se llamaba ‘accidente’ cuando el régimen quería hacer desaparecer a alguien que molesta. Y eso pasó con Minerva y María Teresa, quien siguiendo a su hermana y a su marido se involucró también en el Movimiento 14 de Junio. De hecho, ella aseguró que en la lucha «Se arriesga la vida sin pensar en posibles beneficios personales, ya que el principal motivo por el cual luchamos es la anulación completa de los privilegios. Quizá lo que tenemos más cerca es la muerte, pero esa idea no me amedrenta: seguiremos luchando por lo justo.» Y así pasó. El 25 de noviembre de 1960 Minerva, María Teresa y Patria (otra de las hermanas) emprendieron un viaje en coche que nunca llegó a su destino. En medio del camino fue retenido por agentes, golpeadas las tres mujeres y el chofer que las acompañaba, introducidos ya muertos en el coche y este tirado por un barranco. Un ‘accidente’.
Es necesario este relato para comprender la dimensión de este 25 de Noviembre, para ver que el componente de género rara vez no está presente en situaciones de violencia. Para comprender todas las implicaciones de este Día Internacional. Para ver que los frentes en esta lucha son muchos y queremos acabar con todos.
Cantan a las Mirabal
Estaba Minerva? Estaba
Estaba Patria? Estaba
Estaba María Teresa? Estaba
Estaban las Mirabal
encendido en cada pecho
el dolor / la cruz
chorro de sangre los ojos
lágrimas de tantos huesos
cenizas de tantos muertos bajaban
por sus tres caras.
Era sangre de los mártires
callados por el terror
y la muerte.
Las tres amaban la Patria
el tambor / la libertad.
Las tres rodaron / cada una
era bandera.
Una bandera muy grande
que aprisionaba sus cuerpos
con la carne destrozada.
Donde flotan las banderas
lloran por la libertad Minerva/Patria/María Teresa.
«Que bellas en el tope» están
las hijas de Doña Chea,
madre de las Mirabal.
Aída Cartagena Portalatín