La ilustradora Lisa Wool-Rim Sjöblom representa en ‘Palimpsesto’ su experiencia, sus dudas y la poca transparencia que a menudo existe en torno a procesos de adopción internacional.
¿Qué tiene de especial un niño transexual? Nada y todo. “Las niñas y los niños transexuales solo tienen como característica especial que nacen con pene en vez de vulva y al revés. Nada más”. De esta afirmación de Sancho Ortiz de Lejarazu surge la idea de ‘Siempre fui Alex’, un cortometraje gestado durante dos años en torno a Alex, un niño de 12 años del madrileño barrio de Villaverde y que ahora lucha por ver la luz. En él se fijaron Ortiz de Lejarazu y Roberto Ruiz Céspedes para protagonizar esta pieza audiovisual que ambos escriben y dirigen con un objetivo claro: derribar estigmas y prejuicios sobre la transexualidad en la infancia.
La situación de la infancia en las zonas más empobrecidas del planeta suele ser un baremo muy preciso para saber cómo está el resto de la población. Por un lado están las necesidades más básicas: alimento, techo, ropa, educación, sanidad. Y por el otro algo más difícil de medir pero igual de importante: la justicia social, la dignidad y la igualdad de oportunidades. Con estos parámetros se puede medir sin una generación va a tener un futuro mejor o peor que la anterior, que sus padres, que sus abuelos.
Emerson Díaz
De esto se encarga un término que como todo en el Tercer Sector continúa evolucionando: la Educación para el Desarrollo. Se trata según la AECID, de todo el proceso educacional -formal, informal o no formal- encaminado a generar ciudadanos globales, solidarios, comprometidos en la lucha contra la pobreza y la sostenibilidad. ¿Y esto cómo se visualiza? Para ello está este texto, para presentaros en imágenes lo que debería ser la infancia y no siempre lo es para generar mujeres y hombres comprometidos con el desarrollo humano.
Se trata de fotografías del compañero de Agareso Emerson Díaz, con el cual tuve la suerte de visitar las comunidades de El Salvador. Él tiene un ojo para la infancia que va mucho más allá del mío: se fija en el juego como elemento formador de la imaginación, como aprendizaje de los trabajos de los mayores, y lo reivindica como necesidad básica del niño. Algo, que en momentos de falta de recurso o en situaciones de emergencias se nos puede olvidar a los mayores, pero que es vital para que su futuro sea el mejor posible.