El falso paraíso de la estación de Atocha

Artículo publicado en El Caballo de Nietzsche, blog animalista de ElDiario.es

– Mira las tortugas. Están ahí tan a gusto, tomando el sol.

– Pero, ¿no son muchas, abuela?

– La gente las dejan aquí para que no estén solas y tengan amiguitas…

Tortugas-Atocha-Foto-Daniel-Garcia_EDIIMA20150717_0681_5Se trata de una conversación real, escuchada en la estación de tren de Atocha en Madrid. Un diálogo que se lleva a cabo en el invernadero, delante de un estanque que en 1992, cuando se creó, solo estaba diseñado para albergar vegetación. A este jardín tropical se acercan viajeros en tránsito y vecinos para ver sus palmeras, sus plantas exóticas y un reclamo que  Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) no esperaba. En algún momento, alguien pensó que el estanque sería un buen lugar para dejar una tortuga. Seguramente comprada en una tienda y que cuando se hizo grande ya no quisieron tener en casa. Así, a base de abandonos y de reproducción entre ellas, llegamos al día de hoy, donde 300 tortugas se apretujan en las superficies fuera del agua, a la vista de miles de pasajeros ajenos al drama que representan.

“La gente piensa que es un paraíso para ellas y es el infierno ”, explican Yoli y Antonio, quienes han creado la comunidad ‘Atocha se muere’   en Facebook en Twitter para interesarse por el bienestar de las tortugas. Denuncian su estado de salud, que muchas de ellas tienen infecciones, neumonías, anemias, y que incluso se atacan las unas a las otras. “Esas enfermedades y problemas son ocasionados por vivir hacinadas en ese estanque y seguirán existiendo mientras no mejoren las condiciones. Los casos de canibalismo entre ellas son muy típicos, provocados por el estrés de ser tantas más el hambre que llegan a pasar”, explica Yoli en referencia a la diversidad de tamaños, la competencia por la comida y la incorrecta dosificación al no conocer con exactitud los individuos que hay. Fuentes de Adif consultadas por El caballo de Nietzsche aseguran que se les proporciona pienso de forma diaria y control veterinario semanal, pero que es difícil actuar contra el hacinamiento porque las dimensiones del estanque “son las que son”.

Sigue leyendo «El falso paraíso de la estación de Atocha»