Publicado en Publicoscopia
Se estima que en España hay cerca de 15.000 personas desaparecidas. Jóvenes y mayores que desaparecen sin dejar rastro, como si la tierra se los hubiera tragado. ¿Y qué ocurre cuando además la persona ausente tiene una enfermedad que le hace dependiente como el Alzheimer? Este fue el caso de Miguel Ortega, que desapareció el 10 de noviembre de su casa de Vitoria. «A mi me avisa mi madre y vamos a la policía local. Hasta la noche no pusimos la denuncia, pero no sabíamos ni que teníamos que ponerla», comenta para Publicoscopia su hijo Javier.
En el caso de pacientes de Alzheimer, las primeras 24 horas son vitales para encontrarlos con vida. No pudo ser en el caso de Miguel, que apareció el 5 día diciembre sin vida. «No sé si hay protocolos de búsqueda para personas de alto riesgo como mi padre, pero si existen esas pautas las personas que deben aplicarlas no las conocen». En efecto, Javier recuerda que los únicos que pusieron orden y ciencia en la búsqueda de Miguel fue una entidad privada, no la administración pública: la Cruz Roja.
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