Sindicalismo y feminismo: “La idea de individualización del trabajo es contraria a cualquier lucha por los derechos de la mujer”

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2020 fue el año en el que no hubo huelga del 8 de marzo pero que visibilizó mejor que nada cuales son los trabajos esenciales que sostienen la vida y la falta de valor que el capitalismo da a muchos de ellos.

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Las trabajadoras del textil buscan alianzas globales para poder negociar con las multinacionales

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Los sindicatos del sureste asiático buscan hacer red para evitar represalias patronales o la deslocalización de la producción al exigir sus demandas laborales o ejercer su derecho a huelga.

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Triple discriminación: mujer, inmigrante y empleada del hogar

Que las mujeres cobramos un 22% menos que los hombres por el mismo trabajo y con el mismo currículum es un hecho de sobra conocido. Que no se hace nada por evitarlo también. Que los inmigrantes tienen muchas más dificultades y trabas en la Administración, para lograr un trabajo digno e incluso para vivir como un ciudadanos más en determinadas localidades, también es un hecho conocido. Tampoco se hace nada por evitarlo. Pero hay una triple discriminación que una persona en los dos supuestos anteriores puede sufrir y que muchas veces ni ella misma reconoce.

Se trata del trabajo doméstico. Un sector que ni siquiera es reconocido como un trabajo en mayúsculas por la Administración. Pese al Nuevo Decreto 1620/2011, dónde se hace un esfuerzo por regular muchos puntos de la relación laboral entre empleador y empleada, sigue habiendo carencias que no sitúan a estas personas a la misma altura que cualquier trabajador. ¿Recordais aquellos básico de que ningún convenio debe establecer peores condiciones que el Estatuto de los Trabajadores? Pues en este empleo ni siquiera se reconoce eso. Hasta enero, no hacía falta un contrato escrito, no estaba garantizado el Salario Mínimo Interprofesional, ni las vacaciones retirbuídas, ni las pagas extras, ni los descansos de las epleadas interinas, ni las bajas, ni la cotización a la Seguridad Social. Este es uno de los puntos que mejor han quedado en la nueva legislación, pero es, a todas luces, insuficiente.

Una empleada doméstica en regla sigue sin derecho a la prestación por desempleo y, en caso de quiebra de los empeadores, no podrá recurrir al Fogasa. La cosa empeora ante el caso de que la trabajadora sea inmigrante. Para renovar el permiso de trabajo y residencia se le exige haber corizado ciertos meses (dependiendo del tiempo que lleve en el país) y estar contratada en el momento de la renovación. Aquí es dónde está la trampa: el contrato debe ser por 40 horas y sólo se admite uno. De sobra es conocido que en el empleo doméstico lo normal es trabajar por horas para varias casa, pero los señores de Extranjería no deben estar al tanto. Pero se pone la situación si la empleada pretender traer a su familia, ya que el mínimo de ingresos al mes que exigen para la reagrupación familiar sería difícil de conseguir hasta para un funcionario.

Y no hace falta que nos vayamos a extremos para ver que este trabajo está considerado inferior a otros. Mira el perfil de la mujer que limpia la escalera de tu comunidad, el trabajo que hacen las madres al volver del trabajo, lo invisible del trabajo de ciudadora. Sosteniendo la familia, sin reconocimiento alguno, sin autonomía económica. Sin duda, el desprestigio que arrojan sobre este trabajo no son casualidades históricas y culturales, sino una forma más de violencia machista.

Aprovecho para presentaros a la única asociación de empleadas del hogar que hay en Galicia, Xiara, y para animaros a participar en la que estamos construyendo en Coruña: empleadashogarcoruna@gmail.com

Una forma de comercio que cambiará el mundo

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Cuando hablamos de productos de Comercio Justo, muchas personas sólo piensan en café, chocolate o algún objeto de artesanía que compramos para un regalo en Navidad. Pero esta etiqueta y esta filosofía de consumo va más allá de ese pequeño detalle. Tanto, que en este momento de crisis y de desplome del capitalismo, uno de los países más afectados por la situación ha triplicado el consumo y el número de tiendas de Comercio Justo: Grecia.

Según el portavoz de Panxea, Gonzalo, esto se debe a que se han dado cuanta de que las reglas del mercado -margenes de beneficio abusivos, distribuidores poco transparentes, grandes superficies que copan los sectores- no son buenas para nadie y hay que darles de lado. Una idea, la del activismo de bolsillo, que ya había captado muchos adeptos en nuestro país que apostaban por asegurar derechos laborales a los productores, igualdad de oportunidades, respeto a las culturas minoritarias y al Medio Ambiente.

Otros descubren los productos de Fair Trade por su calidad, desterrando la idea de que estos productos son caros -de hecho, si buscamos un chocolate, por ejemplo, con mismo porcentaje de cacao muchas veces tendremos que ir a una tienda gourmet. ¿Y si la crisis no permite seguir comprando igual? Pues adecuaremos nuestro consumo a nuestras necesidades, aproximándonos aún más a la idea de un consumo responsable.

Reportaje sobre el Día Mundial del Comercio Justo, 12 de mayo, en Praza Pública:

http://praza.com/movementos-sociais/905/o-comercio-xusto-galego-reinventase-para-facer-fronte-a-crise/