Artículo publicado en El Caballo de Nietzsche, blog animalista de ElDiario.es
– Mira las tortugas. Están ahí tan a gusto, tomando el sol.
– Pero, ¿no son muchas, abuela?
– La gente las dejan aquí para que no estén solas y tengan amiguitas…
Se trata de una conversación real, escuchada en la estación de tren de Atocha en Madrid. Un diálogo que se lleva a cabo en el invernadero, delante de un estanque que en 1992, cuando se creó, solo estaba diseñado para albergar vegetación. A este jardín tropical se acercan viajeros en tránsito y vecinos para ver sus palmeras, sus plantas exóticas y un reclamo que Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias) no esperaba. En algún momento, alguien pensó que el estanque sería un buen lugar para dejar una tortuga. Seguramente comprada en una tienda y que cuando se hizo grande ya no quisieron tener en casa. Así, a base de abandonos y de reproducción entre ellas, llegamos al día de hoy, donde 300 tortugas se apretujan en las superficies fuera del agua, a la vista de miles de pasajeros ajenos al drama que representan.
“La gente piensa que es un paraíso para ellas y es el infierno ”, explican Yoli y Antonio, quienes han creado la comunidad ‘Atocha se muere’ en Facebook y en Twitter para interesarse por el bienestar de las tortugas. Denuncian su estado de salud, que muchas de ellas tienen infecciones, neumonías, anemias, y que incluso se atacan las unas a las otras. “Esas enfermedades y problemas son ocasionados por vivir hacinadas en ese estanque y seguirán existiendo mientras no mejoren las condiciones. Los casos de canibalismo entre ellas son muy típicos, provocados por el estrés de ser tantas más el hambre que llegan a pasar”, explica Yoli en referencia a la diversidad de tamaños, la competencia por la comida y la incorrecta dosificación al no conocer con exactitud los individuos que hay. Fuentes de Adif consultadas por El caballo de Nietzsche aseguran que se les proporciona pienso de forma diaria y control veterinario semanal, pero que es difícil actuar contra el hacinamiento porque las dimensiones del estanque “son las que son”.