El caso de ‘Las 17 y más’ son ejemplos de mujeres condenadas apenas de hasta 50 años de cárcel por abortos espontáneos, finalizar embarazos de riesgo o fruto de una violación.
Son muchas las reacciones a las fotos de Feijóo en el barco del narcotraficante Dorado. Y son muchas más las reacciones al escuchar las supuestas escusas del presidente gallego. Pero más allá de la consecuencia política, del dinero público regalado, de los acuerdos y cesiones de la administración está el mensaje social. ¿Qué trasmite en la imagen Feijóo a los ciudadanos? Permisividad ante el narcotráfico. Un mensaje contra el que llevan luchando 30 años en Galicia y que tantas vidas se llevó por delante.
No sólo la de los adictos a esas sustancias tan caras -no en relación a su precio, sino a su coste-, sino de los que pensaron que era un dinero fácil y les terminó complicando la vida. Hace un año visité la cárcel pontevedresa de A Lama en el marco de un proyecto de comunicación para el desarrollo de Agareso y allí pude comprobar que la mayoría de los presos estaban allí por comerciar con drogas. Por ceder su barco para este propósito, por acercar los fardos a otros lado, por menudear. Jóvenes y hombres de 50 años. No quiero ni imaginarme cómo estaban las prisiones en los 90.
‘Hablamos de Derechos Humanos‘ es como se llama el espacio que tiene en UniRadio Jaén la Fundación Baltasar Garzón. Esta semana han dedicado su programa a hablar de Comunicación para el Desarrollo y nos ha llamado a los que formamos parte de Agareso para ayudar a entender este concepto.
El presidente de la Asociación Galega de Reporteiros Solidarios, Juan de Sola, explica cómo comenzó esta organización prácticamente única en España, qué tipo de acciones se llevan a cabo y cual es la finalidad de su labor. La parte más práctica la puse yo, que como voluntaria de Agareso conté en qué consiste el proyecto del Bajo Lempa, El Salvador. Como de ellos ya he hablado en otros post, no me extiendo más y os dejo el podcast por si es de vuestro interés:
¿Conocéis esa sensación de ver a alguien en un contexto distinto al que le conocisteis y que resulte raro? ¿Cómo si tuviera detrás un decorado? Pues es un poco lo que me pasó al volver a ver a los pescadores de la cooperativa del Bajo Lempa que conocí este verano en el proyecto de ACPP y Agareso en El Salvador. Aunque lo principal de la visita fueron los talleres de radio con chavales y chavalas de siete escuelas, tuvimos la oportunidad de conocer la realidad de este colectivos, de las mariscadoras (o cunileras, como se las conoce allí) y de las vendedoras del pescado.
Este es un reportaje que hicieron las chicas de Hoxe por Ti, de Popular TV Galicia, sobre nuestro proyecto que se emitió el miércoles 14 y el sábado 17.
Una vida muy dura, pero que quitando la falta de material, puede llegar a parecerse bastante a la vida de cualquier persona dedicada al mar en nuestro país. Y no lo digo yo, que nunca me he visto en esas, sino los propios pescadores salvadoreños que estuvieron diez días en Galicia. Desde la cofradía de Cee, hasta el puerto industrial de Vigo pasasndo por las dornas tradicionales de Vilagarcía, Chandi, Iván y Luis comprendieron que sus problemas en algún momento también fueron los de las mariscadoras y los pescadores gallegos. «Si ellos los solucionaron, nosotros también», decían a modo de resumen de la gira con una sonrisa en la boca».
La delegación salvadoreña conmigo en Santiago
Pero también, tuvieron tiempo para cosas más mundanas, como el turismo y la gastronomía. «Nos gusta todo, cuanta variedad de comidas», decían mientras degustaban tortilla de patata y caldo gallego, que falta les hizo al pasar de los 30 grados de temperatura habituales a los 5 que hizo la semana pasada en Galicia. Luis, coordinador de la ONG salvadoreña Cordes, no hacía más que interesarse por los monumentos de Compostela, hasta que un detalle curioso nos hizo tomar esta foto: ¡estábamos en la calle de la República de El Salvador! Poco después sólo quedaba despedirse con la esperanza de volver a verles, de ir el próximo verano de nuevo a las escuelas del Lempa y de que un próximo viaje pueda hermanar a las mariscadoras y la cunileras.
Los talleres de repostería están de moda. Mucha oferta y mucha demanda. Y alguien ve una dimensión diferente en ese contexto. ¿Por qué no usar esa sensación de sentirte bien con algo hecho por tus propias manos para mejorar las habilidades sociales de los que más lo necesitan? Esa fue la pregunta que se hicieron Celia y Almudena, psicóloga y maestra especializada en lenguaje y audición respectivamente, cuando antes de verano se encontraron ambas sin trabajo.
Aunque de perfiles diferentes, se dieron cuenta de que se complementaban a la perfección para atender a niños con necesidades especiales. Mientras los conocimientos de Celia ayudaron en los campamentos con chavales con discapacidad intelectual, Almudena podría aportaba en los mismos el enfoque pedagógico y la lengua de signos como herramientas. Así que se pusieron manos a la obra a desarrollar un concepto nuevo: la resposterapia. «No se trata de hacer magdalenas, si no que a través de la actividad el niño con autismo logre seguir los pasos, otro con problemas de sociabilidad pueda trabajar con compañeros o una chica con discapacidad visual sepa que también puede hacer galletas», explican estas dos emprendedoras que no tuvieron pocos problemas burocráticos en su proyecto.
«No es un gabinete psicológico, ni un taller de cocina, ni una academia, así que tuvimos que inscribirnos en una categoría cajón de sastre en el ayuntamiento». Una dicisión que conlleva adaptar el local, blindar la cocina para evitar accidentes, comprar el material necesario, etc. Todo ellos sin mucha más ayuda que su propio dinero ahorrado y algún asesor municipal. Todo un logro, una aventura y una ilusión que espero que tenga mucho, mucho futuro.