Un ‘quejío’ flamenco por los toros libres

Publicado en Dispara Mag

¿Cómo expresaría sus sentimientos un toro a través del flamenco? Esa parece ser la pregunta que se hizo El Niño de Elche cuando le propusieron hacer una pieza visual con un toro. Y no un toro cualquiera, un toro libre, salvado de la tortura. Uno sin atemorizar, sin ‘picar’, como cualquier toro debería ser. Ese es Fadjen, un toro de los mal llamados de lidia, que el francés Christophe Thomas compro un día a la ganadería Domecq. Cuando les preguntó a sus criadores si sería fácil convivir con él, le dijeron que si lo educaba sería “más fiel que un perro”.

capture_decran_2016-04-29_a_10.24.54Y así se comporta. Lo pudieron comprobar el cantaor, la cineasta Chus Gutiérrez y la promotora de Capital Animal, Ruth Toledano. Allí, al sur de Francia, se marcharon a conocer la relación entre Fadjen y Christophe, que tantas ampollas ha levantado en el mundo taurino. Estos, los pro taurinos, intentaron denunciar al cuidador de Fadjen alegando que se trataba de un animal peligroso, cuando ellos mismos saben -y le advirtieron al propio Christophe al adquirirlo- que la ‘bravura’ no viene de serie. Hay que provocarla.

“Es emocionante ver y tocar un animal tan poderoso y a la vez tan dócil, tan vinculado a la persona que lo ha cuidado desde que era un cachorro”, afirma Ruth Toledano, que explica a VITA que al recibir cariño Fadjen frota su cara contra la mano de quién le conceda una caricia. Porque Fadjen, al igual que las vacas, los cerdos o cualquier animal de los considerados de ‘granja’, tienen la capacidad de jugar, disfrutar y expresar agradecimiento. Solo hay que darles la oportunidad. La de estos animales se llama santuario y la de Fadjen se llama Christophe.

Quejío, bramido, mugido

En esta pieza audiovisual, El Niño de Elche -alias del cantante Paco Contreras- mira a los ojos a Fadjen y se comunica con él. Lo hace a través del canto, de los gestos, del contacto físico. Con la conocida forma en flamenco, el quejío; con una suerte de bramido, como hacen los toros; o con el mugido, un sonido ahogado de los bueyes. Quejío-mugido para pedir perdón. Perdón por el trato que los humanos hemos dado a los demás animales desde que llevamos conviviendo en este planeta.

Cualquiera que pase por la exposición ‘Otras tauromaquias’ -hasta el 25 de mayo en la Calcografía Nacional, en Madrid- podrá comprobar cómo el horror que rodea al toro desde que nace es algo que ningún ser sintiente merece. Y eso es lo que le esperaba a Fadjen. Él estaba destinado a morir en la plaza de toros la Monumental, en Barcelona.

Una plaza cerrada para este tipo de espectáculos, al igual que todas las demás en Cataluña, gracias a la iniciativa popular que ha logrado que desde 2011 se declare la comunidad autónoma libre de corridas de toros. Una ILP que hubiera llegado tarde para Fadjen, como para tantos otros. De hecho sin esta ILP Fadjen estaría muerto. Sin esta ILP y si no hubiera sido por Christophe, quien de pequeño se hizo la promesa de salvar la vida a un toro y pudo cumplirlo 30 años después.

Arte y compromiso ético

El Niño de Elche se ha involucrado en el proyecto de activismo cultural Capital Animal, que tuvo su arranque el pasado martes en ‘Otras tauromaquias‘, donde se puede ver el vídeo. Más de un centenar de artistas que hasta el mes de junio demostrarán que el arte, la cultura y el pensamiento no tienen que estar al margen de un posicionamiento ético con los demás animales.

De hecho, Paco Contreras es conocido como el ‘flamenco antitaruino’, aunque es mucho más. Es animalista, feminista, transgresor y muy crítico con los clichés. Tanto musicales como sociales. Por eso, lo mismo prepara un proyecto con la banda de rock progresivo, que le comparan con Enrique Morente. Lo mismo se viste de policía antidisturbios para la ‘promo’ de un trabajo que lanza un mensaje de apoyo a Rita Maestre con desnudo pectoral incluido. Un genio aplaudido hasta por los más puristas, que no pueden más que rendirse a su arte. Y cuando un genio expresa su arte, generalmente los demás se callan. Sin embargo, en este caso cuando El Niño de Elche brama, Fadjen no calla sino que le acompaña. Eso sucede en el vídeo. Fuera del vídeo, en el mundo real, cada vez somos más los que bramamos junto a Niño de Elche y a Fadjen; junto a los demás animales, con ellos y en contra de su sufrimiento. Algún día este bramido será un himno, algún día, uno próximo, no hará falta que nadie cante para pedir perdón por todo el daño que hemos causado a nuestros hermanos los animales.

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