Publicado en El Socialista Digital
“Español y madrileño” pese a haber nacido en Alemania. Este hijo de la inmigración económica ha bebido del socialismo de las dos fuentes posibles: por experiencia vital de la injusticia social y por las ideas intelectuales. Rafael Simancas (1966, Kelh) tiene la visión que le ha proporcionado haber pasado por la política municipal, autonómica y nacional. Guarda un recuerdo muy bueno del “compañero Barranco”, del que dice que casi lo adoptó y recuerda como unos “años duros” su paso por el PSOE-M, en una etapa de hegemonía política de la derecha que ahora sabemos que esta “dopada por sus corruptelas”. Aunque no quita ojo de la política madrileña – con ‘Cristina Aguirre’ al frente-, su mayor reto ahora es paralizar el desarrollo de la LOMCE desde el Congreso. También tiene claro que la política se ejerce de muchas maneras, también con la difusión. “Fundaciones como Sistema o Pablo Iglesias y publicaciones como la Revista Sistema Digital, Temas para el Debate y EL SOCIALISTA DIGITAL son fundamentales para extender las ideas socialistas”. Preguntado por la incertidumbre actual, lo tiene claro: “En política, hay que estar siempre con las maletas listas”.
Usted nació en Alemania, pero desde muy joven vivió en Leganés. Cuando le preguntan de dónde, ¿qué responde?
Soy español y madrileño. Nací accidentalmente en Alemania, hijo de la inmigración. Mis padres eran inmigrante económicos, como se dice ahora, y fueron para allá huyendo de la miseria de un pueblecito del Valle de los Pedroches, en Córdoba. En cuanto ahorraron un poco se volvieron a España, en concreto a Leganés, dónde crecí, estudié y me hice persona.
Leganés es un barrio humilde, ¿tuvo algo que ver con que se sintiera socialista después?
Al socialismo se llega a través de dos vías: Una de carácter social y otra tiene un fundamento más intelectual. Yo tuve la suerte de beber de las dos fuentes. Soy hijo de la inmigración, de una familia extremadamente humilde, donde mi padre aprendió a escribir cuidando el ganado y mi madre empezó a estudiar después de la jubilación. Fui consciente de las desigualdades y de las injusticias sociales, la necesidad de unir fuerzas para ganar derechos. Y por otra parte tuve la suerte de contar con buenos profesores de filosofía política, tanto en el bachillerato como en la carrera de Políticas. Por eso digo que mi acceso al socialismo fue por ambas vías.
¿Cree que es imprescindible conocer estas necesidades sociales para hacer políticas socialistas?
No. De hecho, ha habido grandes socialistas que se han acercado a estas ideas desde el lado puramente intelectual. Está plagado de ejemplos, desde los fundadores, con la mítica contraposición entre Pablo Iglesias y Julián Besteiro por ejemplo. Sin embargo ambas son legítimas y confluyen en una ideología que requiere tanto de la movilización social como de la elaboración intelectual para convencer de que nuestras ideas, nuestros principios, son los mas interesantes para el bien común.
Usted estudió Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid. Igual que ciertos dirigentes de Podemos y, en su misma promoción, la Infanta Cristina.
Efectivamente. Fui compañero de la Infanta, pero no tuve mucho trato con ella, pertenecía a otro círculo. También fui compañero de Ignacio Cosidó, Director de la Policía en funciones actualmente, que ya militante entonces del Partido Popular. Un par de cursos por debajo también estaba Juan Carlos Monedero, impulsor de Podemos. Era y supongo que sigue siendo un hervidero de reflexión y ha dado lugar a trayectorias muy diversas. Yo creo que opté por una de las vías más interesantes, como lo es la linea socialdemócrata, por el cambio social gracias a la reforma.
¿Qué le impulsó a afiliarse en 1985 al PSOE?
Lo mío es pura casta, pero de la buena. Como tantos otros socialista, en casa bebíamos de la inquietud por la política y de las ideas progresistas. Mi primera aproximación fue antes de la universidad, en las Juventudes Socialistas de Leganés. Allí aprendí lo que era la socialdemocracia en el día a día y lo que era el socialismo democrático en la acción municipal. Yo viví como el socialismo transformó Leganés, una ciudad que carecía de lo más básico, hasta del saneamiento y la iluminación pública. El socialismo hizo que la sociedad fuera más solidaria, mas democrática. Después me uní a la Agrupación Socialista Universitaria, la agrupación del PSOE más presente en las facultades, y a partir de ahí hice vida política hasta afiliarme.
Justo diez años después de esa afiliación logra su primer cargo público. ¿Cómo fue esa primera experiencia de representante de la ciudadanía?
Un gran honor. He sido militante de base, secretario de Comunicación de la agrupación universitaria, secretario de organización de la Federación Socialista madrileña. Fui un militante que ha participado en la vida política activamente hasta que mis compañeros decidieron contar conmigo, también en un puesto muy modesto. Era el numero 15 en la candidatura que encabezaba Juan Barranco en el 95 y todas las encuestas nos daban como mucho 12 escaños. El único que me aseguró que saldría era Juan Barranco. Y efectivamente, sacamos 15 escaños. Tuve la suerte de que Juan Barranco, el compañero Barranco, me apoyó, casi me adoptó. El me dio mucha confianza y fui portavoz de Cultura, Ciudad lineal y Juventud. Así empecé, en el ámbito por el que, a mi juicio, deben empezar todos los cargos públicos. Por el mismo escalón por el que empezó Pedro Sánchez.
Y a partir de ahí: Ayuntamiento, Asamblea de Madrid, Senado y, ahora, Congreso.
Pues sí, he tenido la gran suerte de contar con la confianza de mis compañeros para asumir estas responsabilidades. Siempre con los mismos valores. Confiaron en mí para ser secretario del PSOE madrileño, ser candidato a la Presidencia de Madrid en 2003 con el episodio que todos conocen del ‘tamayazo’. Después fui a la política nacional, primero como senador y luego como diputado. Y aquí estaré hasta que los compañeros primero y los ciudadanos después decidan que debo volver a la universidad, que es mi oficio y que nunca he dejado del todo.
¿Con cuál se queda de esos ámbitos de la política?
Cada cual tiene sus dificultades y satisfacciones. El municipal es el que proporciona más próximidad a la ciudadanía, en el que las medidas y proyectos se convierten más rápidamente en realidades. El autonómico tiene un componente de carácter social muy fuerte, con competencias en Sanidad, Educación o Servicios Sociales y para un socialista esto es muy importante. Y a nivel nacional participo de la soberanía popular, donde se toman las decisiones más importantes. Solo tengo gratitud a mi partido y a los ciudadanos por esta oportunidad.
Dentro del partido, también ha tenido cargos orgánicos. ¿Como resumiría los siete años que estuvo como secretario de los socialistas madrileños?
Años duros. Fueron años en los que el PP desarrollaba una hegemonía política, mediática, económica. Era muy difícil hacer política con ese partido ‘dopado’, como se ha demostrado ahora, con corruptelas y redes mafiosas. Pero a pesar de todo, en 2003 obtuvimos unos resultados que nos abrían las puertas a un cambio progresista en la Comunidad de Madrid. Vimos la compra de dos diputados autonómicos y aquello abrió la puerta a una crisis importante, tanto para el PSOE-M como para a izquierda. Pero los más perjudicados, no han sido el partido ni yo, sino los ciudadanos de Madrid con un retroceso social muy relevante. Tenemos los peores ratios en servicios sociales y unas corruptelas que han señalado el sistema democrático. Años duros, pero me quedo con el apoyo de mis compañeros y con el trabajo que pudimos hacer en el Ayuntamiento de Madrid y en otros más pequeños.
Mirando para la Asamblea Madrid, ¿Cómo valora el papel de Cristina Cifuentes en el gobierno autonómico? ¿Realmente hay un cambio en el PP?
Yo siempre hablo de ‘Cristina Aguirre’. Puede haber un nuevo rostro, pero la trayectoria es totalmente cómplice con las políticas de la derecha que han deteriorado la calidad de vida de los madrileños. Cifuentes fue diputada autonómica, miembro de la mesa de la Asamblea y de todas las direcciones políticas de Aguirre de los últimos 13 años. No puede desvincularse de ella en absoluto. Y las políticas que ha empezado a desarrollar, más allá de los toques cosméticos, tiene las mismas trazas que las de Aguirre. Los madrileños seguimos estando por debajo de la media en gasto social, en dependencia, con una sanidad privatizada, una educación inequitativa, siguen controlando Telemadrid y se sigue hablando de las corruptelas día sí y día también.
Volviendo al presente, como diputado. Aunque no haya gobierno, la actividad parlamentaria sigue. ¿Cuales son sus objetivos?
Seguimos intentando formar un gobierno progresista de cambios y seguimos proponiendo iniciativas de mejoras. Como portavoz del PSOE en la Comisión de Educación, Universidades y Deportes en el Congreso, mi objetivo es parar el desarrollo de la ley de la LOMCE. No por ser del Partido Popular, sino por ser retrograda, autoritaria y clerical, contraria a los intereses de la comunidad educativa. Y el segundo objetivo sería el llegar a lograr un gran pacto educativo que revierta los recortes del PP y que sitúe la inversión en Educación en el 5% del PIB. Si queremos una sociedad justa, tenemos que apostar por una educación muy sólida.
Respecto a los acuerdos para gobernar, ¿qué impresión tiene de los últimos pasos?
El mandato de las elecciones de 20 de diciembre fue de cambio, mediante un acuerdo transversal. Eso es lo que está procurando Pedro Sánchez. No hay mayoría suficiente a la izquierda o a la derecha, pero sí hay una mayoría de cambio en el Congreso. En esas estamos desde el PSOE y esperamos que los demás cumplan con su responsabilidad. Hemos llegado a un pacto histórico con Ciudadanos. Histórico porque es la primera vez que un partido de izquierdas y uno de centro-derecha se ponen de acuerdo con medidas concretas. Ahora falta que Podemos cumpla con sus votantes. Si Mariano Rajoy sigue a día de hoy en el poder es porque Pablo iglesias no ha cumplido con la voluntad de sus seguidores y se ha mantenido en una posición que no ayuda a formar el gobierno de cambio que necesita la sociedad española.
Una parte poco conocida de su labor, es como subdirector de la Fundación Sistema y patrono de la Fundación Pablo Iglesias. Además ha sido redactor jefe de la revista Temas y actualmente colabora en este medio, EL SOCIALISTA DIGITAL. ¿Qué valor le da a estas instituciones y a estos cometidos?
La política no es solo trabajo institucional y la militancia política no consiste solo en organizar asambleas, congresos o en formar parte como interventor en una campaña. El socialista debe ser también un divulgador de las ideas. Cada socialista es un militante crítico, que contribuye al debate, que, bajo los principios de la igualdad y la libertad, propone y se esfuerza por hacer valer estas ideas en el ámbito de la sociedad. La tarea de instituciones como la Fundación Sistema, la Fundación Pablo Iglesias, la Revista Sistema Digital, la publicación Temas para el Debate o el propio diario «EL SOCIALISTA DIGITAL» son fundamentales para llevar a cabo con eficacia esta labor. Insisto: el PSOE no es una herramienta para llegar al poder, es mucho más. Es una ideología, un movimiento social que persigue, más allá de un gobierno, la transformación de la sociedad española hacia la justicia social y la igualdad y estas plataformas, las Fundaciones o este diario son imprescindibles.
Con tanta incertidumbre, ¿Ve cerca su vuelta a la universidad?
Nunca he dejado del todo la universidad efectivamente, pero hay que estar siempre con las maletas listas. En política hay que estar siempre a disposición de sus compañeros y la ciudadanía, tanto para ejercer una labor institucional o la militancia activa. Mientras sea útil a mi partido y los ciudadanos lo entiendan también así, ahí estaré.