Publicado en El Socialista Digital
Sindicalista desde la cuna, Mari Carmen Barrera ha mamado qué significan las siglas de UGT pero también ha abierto brecha al ser parte de esa generación de mujeres que lograron por primera vez alcanzar puestos de responsabilidad, hasta entonces, reservados a los hombres. “Es algo que sorprende más fuera que dentro”, asegura al señalar que cuando era funcionaria de Correos ya le pasó algo similar. Por eso, tiene claro que sin reforzar el Empleo Público es difícil perseguir a los empleadores sumergidos, reforzar el sistema de Dependencia o apostar por el I+D+i para salir realmente de la crisis. Una crisis, la de los trabajadores, que seguirá más allá de la económica. “El Gobierno del PP no apuesta por crear empleo, si no por beneficiar a las empresas”, apunta Barrera. Y señala que el objetivo del equipo del nuevo secretario general de UGT, Josep María Álvarez, es derogar las dos últimas reformas laborales. “Queremos tener una normativa más garantista para recuperar la fuerza que teníamos a la hora de luchar por los trabajadores”, asegura la actual secretaria de Políticas Sociales, Empleo y Seguridad Social de UGT.
¿Cómo se acercó por primera vez a la actividad sindical?
En mi caso es algo arraigado en mi familia. Mi padre ha sido un militante muy activo hasta su jubilación y desde pequeña he sabido qué era una manifestación, una pegada de carteles y el movimiento de la izquierda. Con el primer puesto de trabajo que tuve a los 18 años y pocos meses, mientras estudiaba, lo primero que hice fue afiliarme a UGT. No tenía ninguna duda.
¿Por qué UGT y no otro sindicato?
La diferencia de UGT es el compromiso ideológico. Hace muy poco me decía el catedrático y ex decano de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense, Patxi Aldecoa, que ya era afiliado hace más de 40 años, incluso antes de la muerte de Franco. UGT tiene una Historia y un compromiso fuerte con la izquierda. De hecho, yo me afilié por la ideología y no por tener ningún problema en el trabajo. Conocía lo que significaban sus siglas y me era muy cercano.
¿Y cómo se pasa de ser militante a tener cargos de responsabilidad?
Después, según me fui implicando, al terminar los estudios y por la acción de los compañeros, fui aportando cada vez más en beneficio de los trabajadores. Hasta que en 2001 me llamaron para que fuera parte de la Comisión Ejecutiva Regional de la Federación de Servicios Públicos de Andalucía, porque ya entonces había aprobado unas oposiciones y era funcionaria.
Antes de su puesto actual, fue secretaria de Relaciones Institucionales de Andalucía. ¿Como valoraría su paso por este cargo?
En 2014, se hizo una reestructuración de la Ejecutiva del UGT-Andalucía y se me ofrece la posibilidad de ser secretaria de Relaciones Institucionales, para consolidar la figura de Carmen Castilla como secretaria general andaluza. Era un momento delicado para el sindicato, por lo que fue una labor intensa y una experiencia muy interesante.
¿Qué otros momentos resaltaría?
En 2006 vivimos un momento histórico, porque negociamos el Estatuto Básico del Trabajador Público. Mientras que cualquier trabajador tiene sus normas, el funcionario no tenía derecho a la negociación colectiva ni a la posibilidad de regular este derecho. En ese momento era secretaria de Acción Sindical y Jordi Sevilla era el ministro de Trabajo. Lograrlo fue muy gratificante y es un estatuto que sigue vigente, excepto algunas reformas que ha tenido por los recortes del Partido Popular. Es más, teníamos como techo alcanzar un acuerdo de clausulas de revisión salarial para los empleados públicos incluso, pero se truncó con los recortes impuestos por Bruselas. Y ahora aún estamos reclamando que se devuelva la paga extra de los empleados públicos.
Como actual Secretaria de Políticas Sociales, Empleo y Seguridad Social, ¿cree en la celebrada recuperación económica?
No la hay. Es necesario un cambio de modelo productivo, porque nos preguntamos qué es lo que se está recuperando con las tasas de desempleo que hay, la tasa de desprotección de los desempleados es la más alta de la historia, el paro juvenil lo mismo. Nosotros como sindicato de clase queremos que la sociedad sea igualitaria y esta sociedad que se está ‘construyendo’ no es la que queremos. España es el país cuya tasa de desigualdad ha crecido más, incluso por encima de países rescatados como Portugal o Irlanda.
También señalan que ha crecido más el empleo precario.
Eso es. España también bate récord en la tasa de pobreza de las personas en activo. Un 34% de los trabajadores cobran por debajo del Salario Mínimo Interprofesional. En Andalucía, la tasa de pobreza está cerca al 42%. ¿Qué clase de sociedad estamos creando? Esto no es crecimiento. Tenemos que recordar que el crecimiento no solo se mide por los datos macroeconómicos, si no por otros parámetros sociales.
Advierten que muchos de los contratos son precarios. ¿Va a ser ese el coste de la recuperación?
Si queremos que no sea así, hay que revertir las reformas laborales que permiten esta precariedad. Las reformas devalúan el poder de los trabajadores y los sindicatos para negociar las condiciones laborales. Ahora mismo no tenemos herramientas para combatir eso, para equiparar el poder del empresario y el trabajador. Eso es lo que se ha desequilibrado con las dos últimas reformas laborales. A partir de ahí se podría tener condiciones más dignas en los contratos de trabajo.
Desde UGT han denunciado que el Gobierno de Rajoy está “destruyendo” el sistema de la Seguridad Social «a pasos agigantados».
Están alertando de que están bajando los ingresos y, sin embargo, el Gobierno en funciones vuelve a plantear otra bonificación para empresas que saldría, de nuevo, de la caja de la Seguridad Social. Ellos no apuestan por crear empleo, si no por beneficiar a las empresas. Sabemos que se crean, pero hay que mirar la tasa de destrucción de esas empresas. Muchas usan esas bonificiaciones, pero en seguida cierran y despiden. No crean valor para la sociedad, si no de alguna manera especulan con los valores de capital.
¿Qué sectores o perfiles de personas se quedarán descolgados con estas políticas de empleo de la llamada ‘recuperación económica’?
Esta claro que la burbuja pinchó y el sector de la construcción fue el más afectado. Aunque nos da la sensación de que es un sector que en lugar de recuperarse reinventándose, está repitiendo lo mismo. Los sectores potentes en cuanto a creación de empleo en nuestro país siempre han sido la hostelería, el turismo, la construcción, el comercio al por menor y las manufacturas tradicionales. Lo que hay que hacer es reorientar estos sectores hacia actividades más estables, incluiyendo términos de sostenibilidad. Que no pueda pasar lo que pasó con la construcción, donde en menos de un año se quedaron sin empleo un millón y medio de personas.
Por contra, ¿qué sectores pueden ser una esperanza de empleo estable?
Hay que reforzar los sectores de sanidad y servicios sociales. Antes de la crisis, se estaba empezando a orientar la economía hacia ese cuatro pilar del Estado de Bienestar que era la Dependencia. Ligado a la crisis, tuvo un frenazo que en algún momento hay que recuperar porque son derechos reconocidos a la ciudadanía y desarrollarlos. Por eso digo que para todo esto hay que cambiar la política económica de nuestro país, porque ni los trabajadores ni la ciudadanía en general verán una mejor calidad de vida.
En este cambio de mentalidad, ¿qué políticas activas de empleo habría que incrementar?
España tiene un déficit muy grande en ocupaciones que precisan una cualificación técnica, en comparación con otros países de Europa, y un exceso de ocupaciones con baja cualificación. Por eso apostamos por la formación, la cualificación y, una vez más, invertir en I+D+i. La receta está hecha, pero hace falta ponerlo en marcha.
¿Cómo valora el cambio en UGT?
Hace apenas un mes que fuimos elegidos en el 42º Congreso y desde entonces estamos trabajando sin parar, con mucha ilusión. Somos una organización con una ideología muy consolidada y tiene un equipo de dirección con muchas ganas de transformar las cosas y de adaptar el sindicato a la nueva realidad social y, sobre todo, de dar respuestas a las problemas que nos plantean los trabajadores y las trabajadoras de este país. Y para eso ya tenemos un importante paquete de propuestas, como la garantía para los mayores de 55 años sin empleo o el contrato relevo a los 60 años, entre otros.
¿Qué retos tiene el nuevo equipo de Josep María Álvarez?
Ahora mismo una de nuestras banderas es la derogación de las reformas laborales. Tenemos que convencer a quien haga falta de que sin retirar la última reforma y la anterior no podemos hacer nada. Hay que apostar por el diálogo, por el consenso, para recuperar espacios colectivos que se han perdido. Como los puntos que permiten hacer EREs, incluso en la empresa publica, sin supervisión judicial prácticamente. Queremos tener una normativa más garantista para recuperar la fuerza que teníamos a la hora de luchar por los trabajadores dentro de la empresa. Y también el empleo. Queremos un verdadero plan de choque a nivel político que cuente con las organizaciones sociales, que somos los que más cercanos estamos a los trabajadores.
Falsos autónomos, el ‘autoempleo’ como salvación, la proliferación de las empresas de menos de diez empleados, el trabajo sumergido. ¿Estas realidades dificulta el trabajo de los sindicatos?
Un sindicato tiene que tener claro que es una organización social y debemos adaptarnos a los cambios de la sociedad para seguir llegando hasta el ultimo rincón. Esas nuevas formas de relaciones laborales, desde el teletrabajo hasta los autónomos, donde ya tenemos recogidas las necesidades de los trabajadores autónomos. Por otro lado, la economía sumergida afecta a todos, desde hasta las arcas del Estado hasta los derechos de los propios trabajadores. Está en manos de las Instituciones luchar contra esta economía, reforzando puestos de la Agencia Tributaria, inspectores de Trabajo y demás. No solo no se ha reforzado si no que se han recortado en estos empleos. Contra los que muchos creen, España es uno de los países europeos con una menor tasa de empleados públicos por habitantes.
Cristina Antoñanzas, como número dos de UGT; Carmen Castilla, al frente de UGT-Andalucía; usted misma. ¿Por qué sigue llamando la atención el nombramiento de mujeres en cargos importantes de los sindicatos?
Mi experiencia fue que en la Sección Sindical fui la primera mujer, también en la Comisión Ejecutiva de la FSP, como jefa de la Accion Sindical igual y la primera en llevar la responsabilidad institucional en UGT-Andalucía. Pese a ello, creo que llama más la atención fuera que dentro del sindicato. Pero es algo que también he visto en mi vida laboral. De hecho, cuando fui nombrada directora de una sucursal en Correos y Caja Postal me encontré que era la única mujer de los 20 trabajadores que eramos.
¿Concibe una sociedad sin trabajadores organizados para defender sus derechos?
Imposible. Se por experiencia que, aunque haya diferentes gobiernos como interlocutores, siempre que se consigue algo es muy peleado. Nadie nos ha regalado nada. No está concebido el sistema capitalista para conceder mejoras a los trabajadores sin plantar cara y menos con este repunte con la globalización.