Meritxell Batet: «Confío en que Podemos permita, activa o pasivamente, este gobierno de cambio»

Publicado en El Socialista Digital

6db2bcfc21033e7e2bf1f556354b22bd_XLAunque su faceta en el equipo negociador del PSOE pueda eclipsar el resto de su carrera, lo cierto es que Meritxell Batet (Barceona, 1973) tiene una perspectiva política que viene de lejos. Desde antes de la universidad, asegura ella, cuando fue delegada de clase, cuando fundó un sindicato estudiantil y cuando se especializó en Derecho Público. La ‘res pública’ llamó a su puerta de la mano del PSOE y Narcis Serra. “Fue una suerte que mi primer contacto con la política fuera con él, porque es un hombre muy afable, te lo hace fácil”, asegura. Y de ahí al Congreso, como independiente, porque no fue hasta tiempo después cuando se afilió al partido. Dió el paso cuando se sintió “participe de un proyecto colectivo, vinculada con la ideología y con las políticas que defendía el PSC”. Ella, que fue en otro tiempo bailarina, sigue haciendo equilibrios en la política, desde donde mira a Cataluña y asegura que «la Generalitat está en un callejón sin salida”. Ahora su mayor objetivo es evitar la repetición de eleciones, ya que, en su opinión, sería “un fracaso” y no recuperaría la confianza en la política de los ciudadanos. “Es una de las responsabilidades más grandes que tenemos hoy día”.

Es usted más conocida ahora por las negociaciones, pero tiene detrás un largo trabajo en la política socialista. Más de 10 años como diputada y muchas temáticas en las que ha intervenido, ¿qué destacaría de ese recorrido?

Con lo que mas he disfrutado ha sido cuando siendo ponente de leyes. Tener la sensación cambiar la realidad mediante una norma es muy gratificante. Como lo fue la modificación de la ley orgánica del Tribunal Constitucional, o las dos leyes que transpusieron la Directiva de Servicios.

¿Cuando estudiaba Derecho ya se veía en política?

Nunca me lo había planteado de manera directa, pero siempre he sido muy activa. Como estudiante monté un sindicato en la universidad que se llamaba ARDE (Asociación Reivindicativa de los Derechos de los Estudiantes), también fui delegada de curso. Por tanto, la pulsión de servicio público y de formar parte de la vida universitaria siempre me acompañó. Nunca me planteé acercarme a un partido político concreto para hacer política, pero supongo que al final esa pulsión hacer que surja todo.

Se especializó en Derecho Administrativo, ¿ya tenía vocación por la ‘res pública’?

Sí, he estado en los departamentos de Derecho Administrativo y de Derecho Constitucional. Muy relacionado con el Derecho Público, una de sus patas.

Sus inicios en la política están vinculados a Narcís Serra, ¿cómo recuerda esta época?

Un profesor de la universidad me dijo que Narcís Serra estaba buscando a alguien para dirigir el gabinete, que le ayudara con los contenidos, para charlas, para documentos. Me sentí atraída por ello, una oportunidad que no me esperaba en absoluto. Me hicieron pruebas, algo que me sorprendió viniendo de un partido político. Fue una suerte que mi primer contacto con la política fuera con él, porque es un hombre muy afable, con buen humor, que te lo hace fácil y además es muy inteligente. Fue una aproximación muy buena para pensar positivamente sobre los partidos políticos.

¿Cree que el ambiente político en su Cataluña natal influyó de forma directa en sus posiciones políticas?

Es posible. Todos estamos condicionados por nuestro entorno, por nuestra educación sentimental, pero en cualquier caso siempre me ha interesado la política española y la europea. Eso trasciende la ‘mini’ frontera de la comunidad autonómica de la que uno es.

¿Cómo lleva lo de estar en Madrid pero con un pie en Cataluña?

Tiene costes personales. Moverse entre dos ciudades implica tiempo y desorden, pero también me permite conocer personas diferentes y otras perspectivas. Es enriquecedor. Me ha gustado tener la oportunidad de vivir en Madrid, tener nuevas amistades.

En referencia a la actualidad catalana, ¿cómo cree que acabará la coalición de la Generalitat?

El gobierno de Cataluña está en un callejón sin salida. El gobierno se empeña en sacar adelante un proceso, ‘una ruta’ como ellos lo llaman, que va a hacia a ninguna parte. No están atendiendo a las necesidades de los ciudadanos, como las políticas sociales, la política industrial, energética, económica. Desde nuestro punto de vista esos temas deben ser los esenciales, pero en cambio ellos están sin una mayoría social suficiente tratando de imponer un camino que no compartimos.

Cómo profesora en Derecho Constitucional, ¿cómo se ve la ‘desconexió’?

Imposible. Estamos en un país democrático y lo esencial es respetar las reglas del juego, las leyes. Fuera de eso, solo hay arbitrariedad. El Estado de Derecho es lo que nos garantiza las libertades y los derechos, y eso es lo mas importante. Eso es lo que se está poniendo en peligro, con una declaración que llama a incumplir el Estatuto de Cataluña, a no respetar órganos como el Tribunal Constitucional. No hay solución política que no pase por el diálogo y para eso hay que sentarse a una mesa y dialogar. Eso es lo que desde el PSOE defendemos y proponemos a la Generalitat.

Era independiente cuando logró su escaño de diputada en 2004, después se afilió al PSC ¿por qué?

Efectivamente, no era militante y después sí porque mi compromiso era inequívoco. Me sentí participe de un proyecto colectivo, me sentía vinculada con la ideología, las políticas que defendía el PSC y me pareció pertinente dar el paso formal de afiliarme.

Como secretaria de Estudios y programas del PSOE, tiene una visión muy clara en las negociaciones. ¿Fue difícil llegar al documento que firmaron Pedro Sánchez y Albert Rivera?

Invertimos muchas horas, y sí que supuso un esfuerzo. Hubo discusiones de fondo, conceptuales, intentando convencer al otro de que era lo mejor. Pero, sobre todo, la idea era aparcar las cosas más enfrentadas y buscar puntos de encuentro. Muchas reuniones, con un ‘sprint’ final donde, como siempre, los acuerdos se cierran a ultima hora. Pero las dos partes teníamos una voluntad muy sincera de legar a un acuerdo y esto lo facilita todo.

¿Cómo pueden ‘abrir’ ese documento a otros partidos, tal y como han anunciado?

Lo dijimos desde el primer minuto: es un documento abierto, que puede ser modificado. Estos días nos hemos visto con sectores importantes como los autónomos, organizaciones de consumidores, el sector de energías renovables y ahora nos veremos con empresarios, sindicatos, ONG’s y demás. A todos ellos les decimos que está abierto a sus sugerencias, y estoy segura que se incorporarán con el visto bueno tanto de Ciudadanos como del PSOE. En las negociaciones con las otras fuerzas políticas, con más razón les ofrecemos modificar o ampliar este acuerdo. Así se lo hemos trasladado esta misma semana con Compromís, IU y el PNV, para que trabajemos sobre el acuerdo o incluso añadir anexos para aquellos partidos que tiene una agenda territorial. Estamos abierto a cualquiera de las formulas que nos permita tener un gobierno del cambio distinto al del Partido Popular.

¿Cómo ve el tono de los partidos después del debate de investidura de Pedro Sánchez?

Yo valoro mucho que los partidos con los que hablamos mucho antes de la investidura sigan con una buena predisposición y con una voluntad clara de no ir a nuevas elecciones. Con todos estos partidos compartidos que repetir elecciones es algo malo para el país. Es nuestra responsabilidad evitar eso y así lo hemos visto con Compromís, PNV y con IU/Unidad Popular. Es cierto que con Podemos ha sido diferente, ya que solo nos hemos sentado una tarde, y es un poco mas complicado. Pero confío en que Podemos, al final, se avenga a negociar y permita, activa o pasivamente, este gobierno de cambio.

Se reunieron esta semana con IU y la reunión entre Sánchez e Iglesias se prevé para antes de Semana Santa. ¿Se está avanzando por la izquierda?

Sí. Pedro Sánchez ya ha dicho que se verán antes de los días festivos. Puede ser importante esa reunión, pero creo que también sería importante que los equipos negociadores ya estuviéramos trabajando con documentos sobre la mesa en cuestiones de contenidos. Es una buena noticia que haya reuniones por parte de los líderes de los partidos, pero espero que eso dé pie a mucho más trabajo que es el que hace falta hacer.

Pedro Sánchez se ha mostrado convencido de que no se repetirán los comicios. ¿Usted está igual de convencida?

De lo que estoy convencidísima es que unas nuevas elecciones sería una muy mala noticia para los ciudadanos. Mostraría un fracaso para la política. Una de las responsabilidades más grandes que tenemos hoy día los partidos es recuperar la confianza de los ciudadanos en la política. Eso quiere decir, lucha contra la corrupción, reformas de las instituciones, nuevas políticas, pero también que seamos capaces de dialogar y llegar a acuerdos. Una oportunidad que no podemos desaprovechar. Ponemos todo el empeño para que no se repitan comicios y negociar por un acuerdo que permita un gobierno con una mayoría amplia. Imprescindible si queremos de verdad cambiar la realidad, lograr avances en materia de violencia de género, transición energética, la reforma constitucional. Por eso siempre hablamos de la importancia de tener 208 escaños.

Siguen las negociaciones pero, por otro lado, no para la actividad parlamentaria del grupo socialista.

Siempre hemos defendido y hemos pensado, y más desde el presidente Zapatero, que el centro de la vida política debe estar en el parlamento. Allí reside la soberanía popular. El poder legislativo debe estar muy activo y más cuando el Congreso es tan plural como ahora. Desde el minuto cero hemos presentado iniciativas y hemos pedido comparecer al gobierno para dar explicaciones y hemos promovido la constitución de comisiones para que arrancara la vida parlamentaria incluso sin gobierno constituido.

Usted acaba de ser elegida vicepresidenta primera de la delegación española en el Consejo de Europa. ¿Cómo afronta el nuevo reto?

El Consejo de Europa es un organismo internacional que fue muy importante para España en la Transición. Cuando soñábamos con la democracia, el CE era un faro. En este momento es lo que le ocurre a otros países, con democracias incipientes o débiles, donde otros ciudadanos europeos miran al CE como su faro. Me parece un trabajo precioso poder contribuir, desde un país con una democracia consolidada, aportando una luz para que haya más países democráticos.

Echando la vista atrás, ¿qué valores que le hicieron estar en política resaltaría en estos momento?

Hay dos cosas que me motivaron mucho. La primera, pensar en el otro. Pensar en lo común, más allá de lo individual. La sensación de que si se quiere conseguir algo, te exige implicarte y pensar en colectivo. La segunda cosa fue el cómo me violenta ver injusticias. El dolor que me causa me da fuerzas para luchar porque no se produzca esa injusticia y la política me parece, ahora mismo, el mejor instrumento para ello.

Por último, nos hacemos eco de su pasión por el ballet. ¿Hace más equilibrios antes o ahora?

Ahora mucho más (ríe). El baile, además de ser un ejercicio físico, es una disciplina que te alimenta el alma, era muy feliz. No descarto tomar algunas clases de danza de nuevo.

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