Entrevista publicada en El Socialista Digital
La Secretaria General del PSE se muestra rotunda ante los retos que plantean las próximas citas electorales. “Es imprescindible ganarse el derecho a que la gente nos escuche, que vuelva a creer en nosotros”. La experiencia de Gobierno de Idoia Mendia (Bilbao, 1965) le permite enfrentarse a las preguntas del futuro con una visión global del contexto actual.
Respalda la oposición socialista al Gobierno de Rajoy, aplaude las propuestas que les convierten en “proyecto alternativo al de la derecha para salir de la crisis” y destaca la labor de otros compañeros como el PSC: “Están manteniendo una postura muy sensata, proponiendo una vía intermedia entre la sinrazón independentista y el inmovilismo de Rajoy”. Y aunque se muestra dialogante y abierta a los acuerdos con las diferentes fuerzas de Euskadi, se mantiene firme en las diferencias que les separan con Sortu: “No vamos a permitir que todas las iniciativas en favor de la memoria que se hagan en el futuro diluyan la gravedad de la violencia de ETA”
Ser sucesora de alguien tan relevante políticamente como Patxi López no debe ser tarea fácil. Lo hace, además, en un momento donde los resultados electorales del PSE continúan en niveles descendentes. ¿Cree que el socialismo vasco podrá recuperar en las próximas autonómicas el segundo puesto que le arrebató EH Bildu?
No tengo ninguna duda. Los Socialistas tuvimos la ingrata tarea de liderar este país cuando estalló la crisis. Estábamos al frente de los Gobiernos tanto en Euskadi, como en España. Y eso, evidentemente, pasa factura. Los Socialistas Vascos sabemos por experiencia, además, que cuando al PSOE le va mal en el conjunto España, nos va mal a nosotros también. Y a nadie se le oculta que estos últimos años hemos estado mal. Pero, como digo, nos estamos recuperando. Lo dicen las encuestas. Lo hemos visto en las últimas elecciones municipales y autonómicas. Gobernamos hoy en siete comunidades autónomas (además de estar en gobiernos de coalición en algunas otras). Hemos recuperado numeroso Ayuntamientos por toda España. Pronto tendremos un presidente del Gobierno socialista en La Moncloa. Estamos demostrando que hay un proyecto alternativo al de la derecha para salir de la crisis, para atender a las crecientes desigualdades y para modernizar el país.
Y eso también está teniendo reflejo en Euskadi, donde la entrada en numerosos gobiernos municipales y forales nos está permitiendo reorientar las políticas del país y centrar la acción institucional en lo que de verdad importa: la lucha contra el paro, la defensa de los servicios públicos, el crecimiento económico… “El PSOE ha vuelto”, como dijimos en la Conferencia Política de 2013. Y toca mirar ahora al futuro con responsabilidad y optimismo.
¿Ha cambiado la percepción de los socialistas vascos respecto a Bildu? ¿Les siguen viendo ligados a ETA y, por tanto, vetados a la hora de pactar o hacer alianzas con ellos?
No hay ningún tipo de veto. En el Parlamento Vasco hemos alcanzado numerosos acuerdos con EH Bildu, algunos en contra incluso del PNV que es quien ostenta las responsabilidades de Gobierno. Sin ir más lejos, en junio, sacamos adelante la Ley de Vivienda, con el voto en contra del PNV, que reconoce el derecho subjetivo de todo ciudadano a una vivienda digna y que es la más avanzada en esta materia de toda España.
Esto no quita que cuestiones como la memoria y la convivencia tengamos todavía diferencias de fondo con la izquierda abertzale. Que consideremos que el mundo de Sortu debe deslegitimar el terrorismo de ETA. Decir, de una vez, que estuvo mal asesinar a más de 800 personas y extorsionar y amenazar a miles de personas más. Que eso nunca debió ocurrir en Euskadi. Sortu todavía tienen un largo recorrido que hacer en materia democrática y mientras no lo haga, nos seguirá separando un abismo de ellos.
Una de esas brechas es el intento de, en sus propias palabras, “diluir” la violencia de ETA como otra más derivada de un conflicto político. ¿Cómo plantean estas diferencias en el territorito político?
La sociedad vasca (igual que la española) ha sufrido mucho en los últimos 50 años. El terrorismo de ETA fue una profunda herida que no ha terminado de cicatrizar. Pero junto a ello, hubo también dramáticas experiencias como el GAL o el Batallón Vasco Español, que trataron de combatirla, usando su propia medicina.
Por suerte, y gracias al esfuerzo de muchos, estamos ante un nuevo tiempo. Hemos derrotado a ETA y toca ahora consolidar una convivencia democrática en Euskadi, que debe estar basada en la memoria de los sucedido en este último medio siglo. Y esto es algo que se debe traducir en los actos de homenaje que las instituciones públicas organicemos, pero también en la política educativa, en los medios de comunicación, en la acción social…
Y sabemos que no es fácil. Todos los partidos estamos de acuerdo en reconocer y reparar a todas las víctimas del terrorismo. Todos rechazamos los contraterrorismos y los abusos policiales que se dieron en cierta época.
Pero, como decía, la izquierda abertzale sigue sin deslegitimar a ETA y sin hacer autocrítica del apoyo que prestó en su día a la organización terrorista. Y mientras eso no se produzca tendremos que ser extremadamente prudentes para no dar aliento, aunque fuera indirecto, a esa terrible teoría de que en Euskadi hubo un “conflicto político”, que se inició con Franco, y dentro del cual se enmarca la violencia de ETA.
Y por tanto, no vamos a permitir que todas las iniciativas en favor de la memoria que se hagan en el futuro diluyan la gravedad de la violencia de ETA, con el fin de agradar a algunos colectivos.
Porque ha sido el terrorismo de ETA el único que ha matado a más de 800 personas (además de perseguir, amenazar y extorsionar a miles de personas más), el único que ha tratado de imponer un proyecto totalitario a la sociedad vasca, el único que ha contado con el respaldo y la justificación de un sector importante de la sociedad vasca y el único que sigue vigente, porque la organización terrorista se niega a disolverse. Ésa es la postura que hemos trasladado en público. Y la que defenderemos allá donde se produzca este debate.
Usted ha declarado que es partidaria de un estado federal, en consonancia con la apuesta decidida de su partido desde la Declaración de Granada. ¿De qué manera afectaría este nuevo modelo a Euskadi? ¿Cambiarían sus actuales competencias?
Más que de conseguir más transferencias, porque en Euskadi tenemos un amplio nivel de autogobierno, lo que se pretende es clarificar el panorama. Delimitar las competencias del Estado y las de las Autonomías y no estar cada dos días recurriendo al Tribunal Constitucional por conflictos entre administraciones, como sucede hoy. A lo largo de esta última legislatura, hemos visto cómo el Gobierno de Rajoy recurría de forma permanente a la invasión, vía decreto, de las competencias de las comunidades autónoma. Queremos frenar esta preocupante tendencia, para preservar y garantizar los derechos de la ciudadanía.
La reforma federal que proponemos los Socialistas va a servir, además, para hacer del Senado una verdadera Cámara Territorial, que reúna y escuche a todas las voces y para poner fin, de una santa vez, al eterno debate de la financiación de las autonomías. Y, por supuesto, queremos incorporar como derechos fundamentales la protección social y la salud, y para garantizar los servicios sociales básicos (la Educación, la Sanidad, las pensiones…).
No son cuestiones exclusivas de Euskadi, pero con las que, sin duda, la sociedad vasca va a salir ganando.
Parece que Íñigo Urkullu ha moderado las líneas del PNV dejando atrás el Plan Ibarretxe ¿Cree que el nacionalismo vasco ha renunciado a la autodeterminación?
El PNV ha aprendido de la fallida experiencia del Plan Ibarretxe, que en su aventura soberanista, no sólo fracturó a la sociedad vasca, sino que le provocó una importante pérdida de votos y la salida del Gobierno. Y por eso ahora se están tentando mucho la ropa antes de seguir el ejemplo de los partidos nacionalistas catalanes en su deriva independentista. Porque saben las consecuencias para la convivencia que tiene tratar de arrastrar a la ciudadanía en sus obsesiones identitarias.
Y, desde luego, los Socialistas Vascos vamos a usar toda nuestra influencia política para que en Euskadi no volvamos a esos debates que forman parte ya del pasado y que, a la larga, sólo sirven para generar frustración y dividir a la gente.
Sin embargo, en Cataluña sucede lo contrario: el proceso independentista está sobre la mesa con el 27-S. ¿Es posible que el PSC tome una postura diferente de la del PSE en Euskadi?
Creo que el PSC está manteniendo una postura muy sensata, proponiendo una vía intermedia entre la sinrazón independentista y el inmovilismo de Rajoy, que cree que el problema catalán se va a resolver sólo, mientras el sestea en su despacho. O aún peor, proponiendo como hace ahora, a las puertas de las elecciones, una reforma legal desleal e irresponsable.
Frente a unos y otros, los Socialistas estamos proponiendo reformas, no para dar satisfacción a los nacionalistas (insatisfechos por naturaleza), sino para solucionar muchos problemas que hemos detectado en 35 años de Estado de las Autonomías y construir un país más justo y solidario.
No es la tercera vía. Es la primera. Porque es la única que, a día de hoy, plantea un punto intermedio en el que nos podamos encontrar todos.
Respecto a los Presupuestos para el próximo ejercicio, tanto los socialistas a nivel estatal como en Euskadi están denunciando una dirección errónea. ¿Qué dificultades encuentran en las cuentas propuestas por el PNV?
Todavía no conocemos el proyecto de Presupuestos para el año que viene y no hemos empezado a hablar sobre ello. En todo caso, el Lehendakari Urkullu ya sabe hacia dónde tiene que orientar sus políticas si quiere contar con el apoyo de los socialistas. La reforma fiscal aprobada en Euskadi por impulso de los Socialistas ha dotado de más recursos al Gobierno y corresponde ahora a este Gobierno dedicar más esfuerzo a generar empleo, a ayudar a las empresas a ser más competitivas, a salir al exterior a buscar nuevos mercados, a sostener y mejorar los servicios públicos.
Nuestras prioridades son las prioridades sociales y si el Gobierno de Urkullu quiere contar con nuestro apoyo deberá responder a ellas en los Presupuestos. El año pasado conseguimos introducir 185 millones de euros en los Presupuestos vascos que fueron dirigidos a la protección social, a impulsar planes de empleo y a reforzar los servicios públicos. Y con esa misma actitud actuaremos este año.
Conforme se acercan las elecciones generales, existe un nombre propio para los socialistas de Euskadi que es inevitable: Eduardo Madina. ¿Repetirá como diputado?
La elaboración de las listas en el Partido Socialista es un proceso que arranca con propuestas de las asambleas locales y que pasa fundamentalmente por las organizaciones provinciales. Es un proceso muy participativo y que no ha hecho más que empezar, por lo que es pronto para decir nada. En todo caso, Edu Madina es un activo siempre para el Partido Socialista. Le he escuchado a Pedro Sánchez decir que cuenta con él y yo estoy segura de que Edu estará encantado de contribuir al triunfo del PSOE desde donde sea.
En diversas encuestas, la marca vasca de Podemos aparecía con fuerza, aunque últimamente se está desinflando. Según el último Euskobarómetro, el PSE se desplazaría a la cuarta posición, a favor de Podemos, que ocuparía la tercera. ¿A qué se debe, según su opinión, estos resultados de la encuesta?
Los Socialistas damos a las encuestas el valor que tienen. E incluso ese momento ya está cambiando. Los últimos sondeos están demostrando algo sobre lo que veníamos advirtiendo desde hacía meses: que pasado el “boom” inicial, la marca Podemos se está desinflando. Acabamos de tener unas elecciones municipales y forales de las que los Socialistas Vascos hemos salido con un importante poder institucional, en Ayuntamientos y Diputaciones Forales, que nos van a permitir gestionar recursos para hacer políticas públicas que soluciones los problemas de la gente.
Mientras, hemos visto que quienes preferían presentarse escondiendo su marca, o diluyéndose en etéreas plataformas electorales, se están quedando en un mero papel testimonial de oposición. Nosotros estamos en política para transformar las cosas, no para hacer pataletas. Y en los próximos meses la ciudadanía va a poder ver (lo está viendo ya) las diferencias entre un Partido Socialista que se responsabiliza con la realidad que le rodea y toma medidas para luchar contra el paro, para ayudar a las familias con problemas, para modernizar los servicios públicos… y quien no sale del eslogan de 140 caracteres.
Y la ciudadanía va a ver también cómo en diciembre sale elegido un socialista, Pedro Sánchez, presidente de España y cómo desde ahí también empieza a dar un giro a las políticas insensibles que Rajoy nos viene imponiendo desde hace cuatro años. Por eso soy muy optimista de cara al próximo año. Porque estamos cambiando la tendencia. Estamos recuperando el terreno perdido. Y también en Euskadi la gente está volviendo a confiar en nosotros. Nos ha vuelto a conceder el derecho a ser escuchados del que hablaba antes y vuelve a considerar que somos la única alternativa al actual discurso dominante de recortes y desigualdad.
Si se mantiene este horizonte en cuanto a intención de voto de cara a las autonómicas, ¿Podríamos hablar de un nuevo gobierno de coalición PNV-PSE?
Nosotros tenemos vocación de Gobierno y de hacerlo con nuestras políticas. Y en Euskadi contamos con el aval de haber liderado, la pasada legislatura, el Gobierno Vasco en solitario y con un gran balance: el balance de haber resistido a la crisis y haber impulsado políticas de crecimiento, de haber introducido importantes reformas para la modernización de Euskadi (reforma fiscal, reforma de la Administración Pública para hacerla más transparente, reforma de la Sanidad, de los servicios de empleo, de la Educación introduciendo el inglés y las nuevas tecnologías…) y, por supuesto, el gran balance de la paz. El de haber conseguido acabar con ETA.
Y hoy estamos demostrando, en aquellas instituciones en las que tenemos responsabilidades de Gobierno, que somos la única garantía de que en Euskadi se hagan otro tipo de políticas, de que se de una orientación social a la acción institucional. Por eso, aunque la experiencia histórica de los acuerdos entre PNV y PSE ha sido positiva, nuestra vocación va a se siempre liderar este país en solitario. Porque hemos demostrado que sabemos hacerlo y que lo hacemos mejor que el resto.
Y ya, por último, ¿es el socialismo un partido de izquierdas sin complejos en un ambiente donde la llamada “centralidad” está difuminando identidades progresistas?
Desde luego, así lo entiendo yo. Somos un partido de izquierdas. Y aunque tengamos vocación de mayorías, de estar en los Gobiernos, eso no debe suponer diluir nuestros principios de igualdad y justicia social. Es más, está demostrado que cuando renunciamos a nuestras esencias, es cuando la ciudadanía nos castiga. Josep Borrell dijo en una ocasión que el socialismo es tener pasión por la igualdad. Creo que es un hermoso plan de trabajo al que podemos agarrarnos sin complejos.