Publicado en Publicoscopia
¿Realmente las grandes agrupaciones ecologistas denuncian y combaten las mayores fuentes de contaminación? ¿Se atreven a denunciar las industrias que más degradan el planeta? ¿Estamos seguras? Estas son las preguntas en las que se basan Kip Andersen y Keegan Kuhn para iniciar este proyecto documental -titulado ‘Cowspiracy: el secreto de la sostenibilidad’ – que el pasado sábado proyectó en España Igualdad Animal. Un proyecto sufragado por crowfunding, debido a que lo polémico del tema le ha impedido conseguir otro tipo de financiadores.
Cualquier podría pensar que hacer un recorrido sobre los principales agentes contaminantes, destructores de ecosistemas y agotadores de recursos no traería nada nuevo. Son décadas de lucha ecologista y sus principales frentes siguen siendo los mismos: capa de ozono, deforestación, mares, agua dulce, sobre población. ¿Y entonces por qué organizaciones como Greenpeace no han querido participar en el documental y evitan las preguntas de ‘Cowspiracy’? El narrador, Andersen, lo cuenta nada más arrancar el film.
Todo comenzó con ‘An Inconvenient True’ (‘Una Verdad Incómoda’), del ex vicepresidente estadounidense Al Gore. Un trabajo que movió las entrañas del gran parte de la población y que hizo que Andersen y Kuhn empezaran a concienciarse sobre la necesidad de hacer algo cada uno para evitar la degradación del Medio Ambiente. Reducir las duchas, cerrar grifos, usar más la bicicleta y menos el coche, etc. Profundizando más en el tema se encontraron con un informe de la ONU en el que señalaba las fuentes de la contaminación y explotación de recursos. El problema vino cuando ese ranquin de motivos no se correspondía con los contenidos de las asociaciones ecologistas.
Mejor dicho: todos coincidían, excepto uno, el principal. Resulta que mientras se habla sobre gases invernaderos y todas las miradas van a la industria del petróleo y a los tubos de los coches, la ganadería genera el 51% de las emisiones (frente al 13% del transporte). Mientras se habla de la deforestación del Amazonas, se oculta que el 91% de ese suelo será usado para el pastoreo. Que mientras te aconsejan poner filtros en los grifos para evitar derrochar agua potable, en la producción de una sola hamburguesa se usan casi 2.500 litros. Ante esta realidad, Andersen pregunta a las asociaciones ecologistas más grandes de EEUU el por qué de no hablar de la ganadería en sus programas. En algunos casos no saben, en otros no quieren.
¿Y si cambiando nuestros hábitos alimentarios pudiéramos salvar el planeta? En el momento de esta pregunta los autores del fin prefieren explorar otros modelos de ganadería menos extensiva por si resultaran ‘más sostenibles’ desde el punto de vista medioambiental. Y la respuesta la dan hasta los propios dueños de estas granjas: no. La extensión de terreno y recursos que necesitarían para criar animales de esta manera sería inviable para poder alimentar a una gran parte de la población estadounidense. ¿Entonces? La dieta vegana aparece una y otra vez como la solución a la falta de producción de alimentos. Con todo el grano que se destina a alimentar una vaca para sacrificarla para conseguir carne, se podría alimentar a familias enteras durante ese tiempo. Con el agua destinado a dar de beber a 2.500 vacas en las granjas, podrían beber casi medio millón de personas.
Lo mismo con la huella contaminante. No en vano se dice que contamina más un ecologista en bicicleta que un vegano en un 4×4. Una reducción drástica del suelo deforestado –con la consiguiente repoblación de árboles-, de los gases de efecto invernaderos emitidos a la superficie – sí, hablamos de pedos de vacas- , del fin de los deshechos de la ganadería vertidos en ríos y mares y de la recuperación de las llamadas ‘zonas muertas’ en los mares y océanos, lograríamos que las perspectivas de supervivencia del planeta cambiaran drásticamente. Casi tan rápido como necesitamos.
La OSCE calcula que en 2050 la población mundial pase de 7 a 9 millones y que la economía mundial se multiplicará por cuatro veces su tamaño. ¿Creen que en este contexto será asumible malgastar cualquier recurso básico como el agua, el suelo o los cereales?
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