Publicado en Publicoscopia
Dar voz a quienes no la tienen. Ni voz, ni derechos, ni capacidad de defenderse. Pero sí que tienen emociones y sentimientos. Por eso, centenares de activistas se concentraron el pasado sábado en la Puerta del Sol de Madrid para celebrar el Día de los Derechos Animales. Una conmemoración que se celebra a nivel internacional desde 1997 y que laONG Igualdad Animal celebra en este enclave tan importante de la capital desde 2008. Como en aquella primera vez, los activistas muestran el cuerpo o os retratos de víctimas de los humanos, en sus múltiples expresiones.
Las víctimas de la industria alimentaria, de la pesca, de la lecha, del huevo, de la peletería, de los zoos y acuarios, de la caza, de la compra-venta de mascotas, del abandono, de la experimentación animal. Billones de ellos al año en todo el mundo. Miles a cada segundo que pasa. Y allí estaban los activistas para recordar durante un momento a todas y todos ellos, individuos sintientes con personalidad, miedos y deseos. Este año cinco activistas sujetaron de forma simbólica el cuerpo sin vida de un pollo, una gallina, un conejo, un cerdo y un cordero. Cinco animales extraídos por Igualdad Animal de contenedores a las puertas de las industrias. Muchos de ellos incluso pueden que murieran en el propio contenedor, ya que su vida vale tan poco que los operarios ni se molestan en saber si están muertos o aún no antes de desecharles.
El resto de los participantes sujetaron 400 carteles con imágenes obtenidas de las investigaciones que la ONG ha realizado a lo largo de todo el mundo. Animales que miran a cámara, que miran a los ojos de quién les quieran observar y pensar en ellos. ‘¿Qué fue de ellos?’ se preguntan muchas de la personas presentes, con la emoción y las lágrimas brotando de sus miradas. Muchos de ellos murieron y otros permanecen confinados en las peores condiciones. Osos, tigres, cerdas, vacas, perros y gatos.
El Día Internacional de los Derechos Animales coindice con el Aniversario de la firma de la Declaración de los Derechos Humanos, el 10 de diciembre. No es casualidad. En el documento de 1948 se exponen los mínimos para preservar la dignidad de los individuos: derechos a la vida, a la integridad física, a cubrir sus necesidades básicas, a la libertad. ¿Por qué ponemos ese límite en la especie? ¿Por qué sólo los humanos podemos decidir sobre nuestra vida? Esta es la premisa de millones de activistas que alrededor del mundo luchan cada día, no solo un día al año, por la igualdad de todas y todos. Personas que prescinden de la explotación y el sufrimiento de otros individuos en su alimentación, su vestir, su ocio. Aunque no hay cifras de personas veganas, está claro que el movimiento de liberación animal es cada vez más amplio.
Y cada vez más amplia es la respuesta de que sí, se puede vivir sin abusar de ellos. Cada vez hay más restaurantes, bares, pastelerías, tiendas que ofrecen productos sin ingredientes de origen animal. De la misma manera, cada vez hay más establecimientos que admiten animales, ocio sin explotación, circos sin animales. Moda ética, de calidad y de diseño. Cada vez más personas concienciadas con adoptar animales, con endurecer las penas por maltrato. Pero como cada año seguimos ara lograr lo más básico: el derecho a que nadie te quite la vida. Seas de la especie que seas.