Son muchas veces las que tengo que explicar que feminismo no es hembrismo ni lo contrario al machismo. Lo mismo ocurre con el sexismo, que si se denuncia en un artículo que describe la desigualdad de trato entre un hombre y una mujer no tardas en leer un comentario que acusa a este artículo de sexista a su vez. Y entre tanta discusión aparece el machismo ‘bien intencionado’ que lejos de querer deshacerse de sus ventajas por ser hombre, solo quiere cambiar un poquito las cosas ‘defendiéndonos’ a las mujeres. Paternalismo, claro.
Es en lo primero que pensé al leer la justificación del Gobierno francés al aprobar la ley que prohíbe a cualquier ciudadano ir con el rostro cubierto en los espacios públicos. Algo bien aceptado al pensar en encapuchados, pero que dejaba fuera de la ley prendas religiosas como el velo integral, el niqab o el burka. Esto hizo que se levantara por un lado la bandera de la libertad personal y religiosa; y por otro lado, se usara la lucha contra el machismo para justificar esta ley. Sí, de nuevo, paternalismo. El Estado sabe más sobre lo que le conviene a esa mujer que ella misma. Y parece que en Europa ese paternalismo gusta.
Proteger a la mujer victimizándola, culpándola, multándola. Si se supone que una ley existen, en parte, para proteger a la mujer de la opresión machista, ¿por qué una de las consecuencias es la sanción a la mujer? Efectivamente, las penas más altas son para todo aquella persona que obligue a otra a ir con burka, pero ¿qué defensa tiene esa mujer? ¿Acaso se han mejorado los mecanismos de denuncia, defensa y fomento de la educación para la igualdad? Esa sería la única acción posible.
Hay un simil parecido con el tema de la prostitución. Al margen de la polémica entre la legimitidad de cada uno y la explotación del cuerpo de otra persona, las medidas que se han tomado dentro del universo alegal de la prostitución van encaminadas a multar al cliente pero en muchas ocasiones a amedrentar a la persona que ejerce esta acción. Ya sea con sanciones paralelas como desorden público, ensuciar la vía o resistencia autoridad, entre otras, o con la problemática de la inmigración.
De nuevo victimización, reprimenda y paternalismo.
Una realidad (in)visible 