Artículo escrito por Christian Sellés, primer invitado en este blog
África muere hambrienta, por enfermedades erradicadas en decenas de países desarrollados, por virus mortales que sólo encuentran escenario en alguno de sus países, en concertinas instaladas en vallas, en pateras que recorren kilómetros de mar hacia Europa. Y lo hace en silencio ante el desprecio de la comunidad internacional y alejada de los focos de los medios de comunicación.
Resulta ligeramente paradójico escribir un artículo sobre el silencio de los medios de comunicación y la pasividad de la comunidad internacional que sufre el continente africano cuando la atención se centra en Nigeria y en el secuestro de casi 300 niñas. Pero que esto suceda más de tres semanas después de esta acción del grupo terrorista Boko Haram no es casualidad, es síntoma de esa situación de olvido que padece África.
Aunque para muchos Boko Haram es un nombre relativamente novedoso son los responsables de gran parte de las 1.500 muertes que se han producido en la zona por ataques violentos desde principios de año. El secuestro del pasado 14 de abril -al que se han ido sucediendo otros nuevos aumentando el número de niñas secuestradas- es su último ataque, pero es hoy cuando se llora en el mundo y se reclama su libertad, algo que hacen sus madres y familias desde el primer día, cuyo dolor no ha tenido el espacio en medios que la foto de Michelle Obama sí ha tenido.

Y es que en lo concerniente a África siempre se llega tarde: ocurrió en 1994 cuando 800.000 tutsis fueron asesinados por los hutus, algo que ha reconocido el secretario general de la ONU hace unos días con motivo del 20º aniversario de este genocidio declarando que “la ONU debería haber hecho mucho más en Ruanda«; aconteció en la Segunda Guerra del Congo entre 1998 y 2003 con cerca de 4 millones de muertes; sucedió de nuevo entre octubre de 2010 y abril de 2012 cuando 260.000 personas murieron por la hambruna que asoló Somalia; y se repite de nuevo a día de hoy con conflictos como Sudán del Sur y República Centroafricana o con el brote de ébola en Guinea.
Sumidos en el destierro
A día de hoy África sigue sufriendo el mismo olvido en el mapa internacional que en cualquiera de los momentos citados, muchos de los países africanos padecen guerras, desplazamientos de refugiados, hambrunas, enfermedades… El conflicto en la República Centroafricana ha desencadenado una creciente crisis humanitaria con 700.000 personas desplazadas y con 2,3 millones de niños afectados por la violencia y el reclutamiento forzoso según alerta Unicef. Aunque es muy probable que mueran más niños por la desnutrición y las enfermedades derivadas que por las armas, con previsiones en la actualidad de 28.000 niños sufriendo desnutrición aguda grave a lo largo de este año.

Lo mismo sucede con Sudán del Sur, sumido en una guerra civil desde el pasado mes de diciembre con miles de muertos que Amnistía Internacional no se atreve a aventurar mientras aumenta la violencia. La ONU ha pedido 921 millones de euros para responder a esta emergencia y sólo se ha obtenido el 36%, por lo que el escenario para los 800.000 desplazados y para los 3,7 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria puede ser dramático cuando se acerca la época de lluvias y hay peligro de propagación del cólera.
Tampoco hemos visto muchas noticias y reacciones internacionales por el nuevo brote de ébola de Guinea, virus sin tratamiento ni vacuna con índices de mortalidad que llegan a un 90% en alguna de sus cepas. Y es que desde que el Ministerio de Salud de Guinea confirmó el pasado 22 de marzo esta epidemia y las primeras 59 muertes, el virus se ha extendido a otros países, ha llegado a Conakry, capital de Guinea y las autoridades sanitarias cifran en 160 los fallecidos de los más de 200 casos conocidos. Pero estas cifras no han sido suficientemente llamativas como para que la atención se centre en el país africano, tampoco el llamamiento de Médicos Sin Fronteras ante lo que catalogaron de una “epidemia sin precedentes”.

Tarde o temprano los focos de la información se alejarán de Nigeria y las voces de la comunidad internacional se apagarán reclamando la liberación de las niñas secuestradas volviendo de nuevo al silencio de la tristeza, de la tragedia y de la muerte africana. Allí quedarán los países más pobres del mundo sin que nadie gire la cabeza para echar una mirada atrás a los millones de personas que dejan abandonados.
La ayuda humanitaria; la mediación en Conflictos armados es labor diaria de los 365 dias al año gracias a la labor callada de los trabajadores y cooperantes voluntarios que no les importa algunos ir a compartir sus vidas con los africanos. Gracias por existir compañeros de Medicos sin Fronterad; y de la Federación de Cruz Roja y la Media Luna Roja.
Para no olvidar África, leed su literatura, descubrid un mundo rico, brillante, vibrante, diferente, único. Dejaros atrapar por sus mundos, por sus historias, pasead por sus ciudades y poblados. Palpad el continente, diverso, multiplural y multilingüe. Leed África… os sorprenderá.
Saludos