A veces, cada vez más, es necesario destacar las historias que acaban bien. Después de vivir el abandono, el deambular por las calles, pasar frío, hambre y no sabremos nunca que más, fue capturado. Llevado a un sitio con paredes y gritos de otros como él. Sin entender nada. Después, alguien más amable le sacó de ese lugar. Le llevó a una casa. Un sitio con paredes como el anterior, pero mucho más cálido.
Esta suerte poco le duró. Se puso enfermo, vomitaba, no sabia qué le ocurría y sin más explicación le echaron de esa casa. Pero no volvió a la calle, como él seguramente imaginaba. La suerte volvió a él. Le llevaron a un hospital, le dieron medicinas y descansó. De ahí todo para arriba. Una casa nueva, paseos, comida todos los días, una toalla para secarse cuando llovía. Empezó a dejar de encogerse y hasta a aprender que jugar es algo bueno.
Así fue como Hugo se fue preparando para lo mejor: una familia. Una familia para siempre. Tendría que pasar por su último susto, un avión, pero la incomodidad no fue nada para todo lo que consiguió en su destino. Todo el amor que no había recibido nunca.
Gracias Martha
Mi historia APAMAGuera: http://www.apamag.org/index.php/en-adopcion/historias-apamagueras