¿Racista yo? ¿Machista eso?

Hace unos días que venimos viendo como el color y el origen de las personas determina para este gobierno lo que es una agresión y lo que no. En los sucesos de Ceuta -para incluir todo el circo ridículo a loas asesinatos-, se ha visto que si las concertinas no eran suficientemente disuasorias, para eso están los Guardias Civiles y sus armas. No sólo para expulsar a inmigrantes de manera ilegal, si no también para impedirles por todas las vías llegar a tierra. Si esto significa poner en riesgo su vida lanzándo pelotas de goma mientras intentan nadar, está incluido.

Y así fue. 15 personas resultaron fallecidas. Asesinadas, por el sistema que les empujó a abandonar sus lugares de origen o por la Guardia Civil española. Eso lo tendrá que determinar un juez, que ya ha pedido grabaciones sin manipular de lo que pasó en la frontera. Mientras, el Gobierno sigue defendiendo estos métodos, apoyados en cómplices mediáticos que nunca se imaginó tener (exacto, hablo de El País). El éxodo obligado de personas pasa de ser un drama, a un peligro. Pero no, no somos racistas. Ni xenófobos. Qué va.

Por que está claro que no es lo mismo los ‘sin papeles’ que los extranjeros. Sólo hace falta ver la imagen que ilustra la segunda noticia de la portada de El País. ¿Cuál de los dos colectivos será más ‘ilegal’? Lo mismo ocurre cuando hablamos de igualdad de géneros. Todo el mundo diferencia el machismo que hay cuando un padre no deja estudiar a una niña, ¿pero que hay del techo de cristal? ¿De la desigualdad salarial? ¿Y que hay de los micromachismos?

Ese runrún constante que te hace pensar que tienes que ser de una manera u otra sólo por tener un ADN XX. Que tienes que comportarte de tal manera, pensar de tal manera, hablar de tal manera. Te lo repiten tanto que hasta dejas de oír la voz que te lo dicen. Que te pongan a ti la bebida sin alcohol es normal, que tenemos que hacer dieta -las mujeres- después de navidad, que tu cuerpo puede ser un objeto de deseo. Usado hasta para dar un curso de primeros auxilios a policías. Y hay personas que creen tanto a esa voz que hasta consideran que nuestro cuerpo de mujer no es nuestro y nuestra capacidad de decidir sobre lo que ocurra en él no existe. ¿Verdad Gallardón?

Pero no, no somos ni racistas, ni machistas. Somos normales