Llevo 48 horas escuchando a los contertulios de la televisión española y leyendo en las columnas de opinión de los diarios que lo que está ocurriendo en Egipto es un ‘golpe de Estado bueno’. Que Mursi era muy malo muy malo, que los militares egipcios son muy buenos muy buenos y que la comunidad internacional les apoya.
Leo opiniones entre los tuiteros egiptos, veo que han tenido que hacer una especie de ‘pasillo de seguridad‘ para que las mujeres puedan manifestarse sin ser acosadas o violadas y que sólo ayer hubo, al menos, 14 muertos. ¿Es bueno que haya militares sitiando el país? ¿Puede ser bueno un golpe de Estado militar? ¿Hasta que punto sabemos qué quiere el pueblo egipcio?
Entonces es cuando parece que hay un inteligente en la sala. Dice abiertamente que los militares nunca deberían imponer lo que se obtuvo con el pueblo en las calles o en las votaciones. Que esté el ejército en la calle nunca tuvo un buen final. Excepto -y aquí es donde levantamos la ceja- en la Revolución de los Claveles del 74. ¿Realmente creen que lo que ocurrió en Portugal se puede comparar a lo que pasa ahora mismo en Egipto? ¿Realmente creen que fueron los soldados portugueses los que consiguieron acabar con un régimen dictatorial?
Dejo de paso un entrevista a la mujer que convirtió los claveles en el símbolo del pueblo pidiendo libertad en el país vecino.
Una realidad (in)visible 
En mi opinión no hay golpe bueno, ni aunque se resuelva a clavelazo limpio. El fin nunca justifica los medios. Las prisas traen que una parte de la opinión pública de por bueno aquello que pueda acelerar los pasos en un sentido.
No debería ser así pues el destino no es el camino y tomar uno equivocado te puede llevar a un fin inesperado. Que esto acabe en una democracia participativa y no excluyente de minorías es tan probable como lo era con el tal Mursi en el poder. El país es el mismo y las fuerzas vivas que lo manejan también.
Exacto. Lo mismo ocurre en Egipto. Ahora se ha demostrado por qué a las potencias internacionales les convenía hacer creer que el golpe era una buena noticia: querían imponer a su candidato derrocado en las urnas, El Baradei