En estos días se celebra en la localidad colombiana de Kokonuko el XIV Congreso del CRIC (Consejo Regional Indígena del Cauca). Se trata de un evento democrático de los once pueblos ancentrales que existen en esta zona, en los cuales se eligen a los consejeros de cada comunidad y el representantes legal de todos. Esta elección la hacen cada dos años, sin posibilidad de elección y siempre por consenso. Cualquier persona puede argumentar por qué la persona propuesta no debe ser consejero y ante la mínima duda, se descarta la candidatura.
Un proceso que evita las mayorías impuestas, los conflictos dentro de la organización y las sorpresas postelecctorales. Pero también un proceso que lleva muchas horas de negociación y debate. Por eso, aunque el Congreso dure del 16 al 20 de junio, hay posibilidades de que el Consejero Mayor no se designe hasta varios días después. Lo mismo que ocurre con las líneas consensuadas para el siguiente mandato, algo más importante casi que el propio representante del Cauca.
Se trata de debatir qué hará la comunidad indígena desde el punto de vista de la educación, la salud, el territorio, la organización y un largo etcétera que componen hasta once comisiones. Entorno a ellas se reúnen varios días cientos de personas que hacen propuestas de acción, para terminar un relatorio que recoge lo hablado y se aprueba o no en plenario. Y todo apunta a que estas comisiones serán más largas que de lo habitual, ya que tratarán varias claves que pueden suponer un punto de inflexión en el futuro indígena.
Se trata de la postura que este pueblo toma ante las negociaciones de paz de La Habana entre el Gobierno colombiano y la guerrilla. Esta comunidad lleva reclamando la paz desde que en los noventa se dio cuenta de que por las armas no se consigue nada, por lo que ven bien cualquier paso adelante en la desmovilización de los grupos armados. Pero, las condiciones de paz en cuanto a la tierra sienten que no se les tiene en cuenta y que incluso podrían salir perjudicados de este acuerdo.
Se ha llegado a proponer las reservas indígenas como la solución, algo que no todos los consejero ven con buenos ojos. Lo mismo que la propuesta de las FARC de iniciar un proceso constituyente que lleve a crear una nueva Constitución en el país. Algo con lo que se puede ganar mucho pero también perder, por lo que muchos apoyan la idea del plebiscito o el referendo para modificar lo necesario respecto a los acuerdos de paz.
Pero sin duda, una de las cuestiones que más tensión está generando en el CRIC responde a un posicionamiento que sólo compite a los indígenas: la participación en política. ¿Deben elegir candidatos para participar en el Senado? ¿Estar en la cámara les asegura ser escuchados? ¿Serán utilizados por otros partidos? Y lo que más les preocupa: ¿la forma de elección será votación o consenso? Esto es vital en el movimiento ya que una decisión errónea puede llegar a la fractura de la unión.
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