Exhumación, restauración y justicia

Hoy exhuman los restos del poeta chileno Pablo Neruda. La razón es saber a ciencia cierta si murió enfermo o envenenado. Las sospechas son que la supuesta inyección de calmantes que recibió justo antes de morir fuese una sustancia mortal. Así lo aseguró en 2011 el que entonces fuera su chófer y todos asumieron que de ser así, los agentes de la dictadura de Pinochet. Sólo pasaron doce días desde el Golpe de Estado del dictador y la muerte del poeta. En esta exhumación participan peritos, médicos y forenses de Chile e internacionales, incluidos tres especialistas españoles que ya participaron en la investigación de la muerte de salvador Allende.

Pablo NerudaEsto ocurre justo un día después de una reunión que se celebró en Sevilla con las asociaciones de Memoria Histórica a la que pude asistir. Allí representantes de agrupaciones de Andalucía y Extremadura relataron sus triunfos y fracasos en la búsqueda de la verdad y la justicia. Unos siguen apostando por el modelo asociativo, otros explotan las vías judiciales a título individual. Unos explican que siguen sin saber que fue de sus familiares desaparecidos y otros cuentan que saben dónde están los cuerpos de sus padres, madres o hermanos. Todo sin apoyo institucional, e incluso con los obstáculos de la Administración.

Flori cuenta que sabe que su abuela está enterrada debajo de un olivo y que como es propiedad privada y los dueños no quieren, no puede recuperarla. Cecilio resalta que muchas de las exhumaciones que se han producido han sido por la vieja estrategia de hacer una obra, ver los huesos y que tenga que ser el juez quien intervenga de oficio, ya que si se hace una petición formal nunca la tienen en consideración. Y después están los que a la desesperación de no saber qué fue de sus familiares represaliados, también se encuentra en la situación de bebés robados, condenas que siguen en pie y el no reconocimiento de haber sido preso político.

Manifestación por la recuperación de la Memoria Histórica en ValladolidTodos se encuentran con un muro que tiene dos alturas: la primera se llama Ley de Amnistía (o Punto Final, como se llamó en muchos estados latinoamericanos), y la segunda, Ley de Memoria Histórica. Aunque esta última debiera ayudar a toda esta gente que después de 75 años siguen sin recibir las disculpas que se merecen, no es más que un instrumento famélico y carente de interés político. España, que fue modelo de convivencia y de justicia universal, que actuó de forma modélica en otros procesos de restitución democrática. Chile exhuma restos para conocer la verdad de un caso. España mantiene miles de cuerpos en cunetas, fosas comunes o huecos en cementerios sin permitir que nadie entierre a sus muertos.

Una reflexión muy acorde con lo que hoy día ocurre en España. Un país en el que no sólo quienes buscan a sus abuelos son víctimas, si no que todos lo somos. Porque estamos coaccionados por el miedo a que una guerra civil se produzca, porque asumimos que un régimen legal como la República no puede volver por miedo a más sangre. Los adolescentes que siguen pasando por alto los años del Franquismo en sus planes de estudio; los jóvenes a los que nos presentan la mal llamada transición como un milagro fraternal; los emigrantes que aún tienen que soportar que se vea la figura de Franco como el dictador ‘menos malo’ de Europa; los mayores, que todavía tienen miedo de contar su historia.

La falta de un proceso de justicia y restauración del orden legal, sigue detrás de muchos de los males que afectan al país actualmente. Por eso no es de extrañar que desde la sociedad se pida una constitución echa por todos, una restitución de las víctimas del franquismo y una verdadera transición.

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