De día internacional en día internacional, y todos con el mismo trasfondo: la crisis económica como excusa barata para recortar derechos y golpear a los más débiles. Retroceder décadas y tirar miles de euros de inversión en prevención y erradicación de la desigualdad. Hoy hablo de sida, claro. Todos los medios resaltarán las cifras de nuevos enfermos, del índice de mortalidad, de los sectores más vulnerables. Pero a diferencia de otros años no resulta difícil encontrar referencias al porqué de los números alarmantes que este año: EFE habla de cómo el sida ha incrementado rápidamente en la Grecia de la crisis, El Mundo asegura que se ha reducido un 66% los presupuestos de las ONG que atienden a los enfermos y El Economista asegura que la crisis ha paralizado la investigación para hallar la vacuna.
No son medios subversivos ni sospechosos de serlos, por lo que hace pensar que la realidad es tan dura que nadie puede taparla. Pero los recortes del Gobierno de Rajoy son mucho más dramáticos de lo que parece. Cierto es que recortar en prevención no deja ni a ricos ni pobres fuera de peligro, pero la peor parte se la lleva la asistencia social. Con la retirada de la atención sanitaria a los inmigrantes irregulares ya se hablaba de que la mortalidad podría llegar a niveles de los años 90, con 50 muertes directamente relacionadas con la medida. No sólo eso, sino que los nuevos contagios aumentarán entre un 10% y un 20% según el GESIDA (Grupo de Estudios de Sida) y también hay que hablar del paro.
Aunque hubiera un nuevo gobierno sensible con la enfermedad y con el ahorro -ya que es mucho más barato el tratamiento que paliar las complicaciones de la enfermedad-, tendrá difícil recuperar una batalla vital: el de la discriminación. Por un lado, la discriminación de haber nacido allí o aquí para poder recibir ayuda; por otro, si desaparece la información sobre el síndrome retorna la ignorancia sobre su contagio. Una ineptitud que llega hasta las instituciones, como el Ayuntamiento de Madrid, por ejemplo, para el cual las personas con esta y otras enfermedades no tienen derecho a desempeñar un trabajo digno como el de taxista. ¿Cuál es su alternativa? ¿Esconderse y morir en la oscuridad? No lo permitamos.
Hay tantos datos en la noticia que no sabría por dónde empezar. Parece que no entienden que nos afecta a todos. Incluso si lo miran por la parte económica, que me parece la más frívola de todas, con los recortes sólo van a conseguir más afectados y más gastos en sanidad.
Efectivamente, por eso hablo de excusa cuando mencionan la crisis, porque los recortes no se producen porque no haya dinero sino para debilitar más a unos sectores. Intentaré no meter tantos datos en lo siguiente, pero el problema tienen tantas variamtes que quiese mencionar las más importantes. Gracias por el comentario María 😉