El Salvador III: La memoria de la UCA

Los salvadoreños quieren pensar que algunos asesinatos ayudaron a acabar con la guerra que durante doce años asoló el país. No es que celebran los crímenes, si no que algunos de ellos sirvieron para que la comunidad internacional se hiciera eco del conflicto y así evitar más sangre. Eso es lo que sostienen desde la Universidad Centroamericana, la UCA, que vivieron en carne propia los horrores de las armas y la bota impasible del Ejército opresor.

La ropa que llevaban los jesuitas cuando fueron asesinados, UCA, San Salvador

Seis jesuitas y dos mujeres que les atendían fueron brutalmente asesinados en su residencia en 1989. Cinco de ellos eran españoles. Eso, y el asesinato meses antes de dos monjas canadienses a manos de un grupo de derechista, hizo que la comunidad internacional forzase la mesa de negociación que en 1992 llevó a los acuerdos de paz.

Un hecho que recuerdan hasta los que todavía no habían nacido cuando estalló la guerra y que ahora estudian en la UCA. Siempre hay gente visitando los enseres de los religiosos, la placa que recuerda el lugar exacto en el que los mataron y siempre hay flores en los nichos que guardan sus restos mortales en la capilla del campus. Una visión que lama la atención a los que venimos de un país en el que ante la barbarie y la dictadura la Iglesia se posicionó justo enfrente del pueblo. Al contrario que ocurrió en El Salvador.

Entrada de nuestra visita al Museo de los Mártires en ‘Así suena el Lempa’

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