Qué difícil resulta oír hablar de hambrunas en los telediarios. Igual que los conflictos enquistados en África nunca salen en las portadas de los diarios. ¿Habeis escuchado hoy algo sobre los refugiados de cualquier parte del mundo en la radio? Yo no. Y no, no voy a entonar el discurso de los que los medios son malos, sólo responden a intereses y sólo buscan el espectáculo. Tampoco diré que eso sea mentira, pero si lo son es porque muchas veces las audiencias respaldan ese comportamiento. Nos rasgamos las vestiduras por lo que pasa en África, pero a duras penas reconocemos los distintos estados que componen el continente. África no es un país nos gritan desde los blogs internacionales de El País y parece que muchos no se enteran.
Resulta que tenemos y mucho que ver con lo que allí sigue pasando después de decadas de la descoloniación. Vemos claramente la culpa del Estado español en la situación de pueblos como el saharaui, pero ¿qué hay del resto? En Siria siguen matando como hormigas a todo aquel que se cruza con las milicias de Assad, sean rebeldes o no. En Sudán -que durante unos días saltó a la actualidad occidental más por las pocas noticias del momento que por el interés en sí-, sigue una tremenda lucha armada que los medios europeos destacaban alegremente bajo el titular de «Ha nacido un nuevo país». Poco se oye de los piratas somalíes, pero siguen siendo miles los que mueren en el Cuerno de Africa huyendo de los radicales islamistas.
Lo mismo ocurría la pasada semana cuando en Mali se anunció la creación de un Estado islamista tras el derrocamiento del presidente y se amenazó con instaurar la Sharia. Los medios destacaban la importancia del hecho, no por los 160.000 desplazados a Níger o Burkina-Fasso por los combates, sino por la presencia de los cooperantes europeos secuestrados en el país. No es que no me preocupe la situación de estas personas -entre ellos Enric o Ainhoa que hacían una valiosa labor con los refugiados saharauis en Argelia-, sino porque la noticia se redujo a eso.
Entiendo la dificultad de hablar del hambre, la misería y nuestra pasividad, pero hoy toca. He hablado con otros cooperantes, los de Médicos Sin Fronteras, que sin recuersos y muchas veces arriesgando su vida siguen al lado de los que lo han perdido huyendo del conflicto o de los locales, que nunca tuvieron nada. Entrevista para Agareso: