No es austeridad, es racismo

«Que no mientan. Negar la tarjeta sanitaria a los inmigrantes no es austeridad. Sólo es racismo», explicaba una de las participantes en la Asamblea del Foro Galego de Inmigración. «Las redadas policiales poco tienen que ver con la seguridad, más bien es xenofobia», reconocía otro de los participantes. Sobre este y otros temas se habló en una jornada abierta a cualquier persona y asociación que se quisiera acercar a Monte Alto, Coruña, este domingo.

Yo me pasé y tuve que elegir participar entre una de las cuatro mesas de debate que se abrieron: el reparto de alimentos, restricciones en el sistema sanitario, persecución policial al colectivo inmigrante y cambios en la legislación para empleadas del hogar. Aunque los otros tres temas tenían mucha miga, elegí esta última al valorar una doble discriminación: la invisibilidad del trabajo mayoritariamente ejercido por mujeres y la vulnerabilidad de las inmigrantes que se gana la vida de esta manera.

Descubrí, gracias a la asociación Xiara, que actualmente existe un «periodo de gracia» para que los empleadores regulen la situación, pero que aún así hacen oídos sordos. Que si lo hacen, restan del salario de las empleadas la contribución a la Seguridad Social. Que aquellas que tienen que renovar sus permisos de residencia, tienen que hacer malabares para conseguir ese único contrato de 40 horas que exigen desde Extranjería. Que muchas deciden volver y tirar la toalla al no poder llegar a los 1.200 euros mensuales que exigen en España para traer a sus hijos junto a ellas. Y que pese a formar parte del Régimen General no tienen derecho a prestación por desempleo.

Un mundo de injusticia, pero muy numeroso, que no vemos. Un mundo que por su individualidad y desconocimiento, son diana fácil de explotadores sin escrúpulos. Un mundo muy cercano que, junto con el de las amas de casa, rara vez se le da el reconocimiento que su trabajo merece.

Aquí os dejo el tríptico del encuentro, que acabó en una movilización por las calles de A Coruña y la lectura de un manifiesto dónde se dejo claro la idea: «Ningún ser humano es ilegal».

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