Hoy quería escribir sobre algo positivo, como la campaña Somos Así o el éxito del evento El Mundo en Tu Plaza que se desarrolló ayer en A Coruña. Pero no he podido. Tras un repaso por la prensa digital, he visto una noticia, la he reeleído y he buscado impresiones. A parte del nacionalismo barato de muchos pobres (en los dos sentidos) infelices, no he encontrado poco más. Me refiero al artículo de El Mundo en el que desvelan que España ha sacado a Argentina como receptora de la Ayuda Oficial al Desarrollo. Lo primero que se te viene a la cabeza y que el periodista anónimo ha reflejado es que hace un mes de la expropiación de YPF por parte del Gobienro de Cristina Fernández.
Debe ser a esto a lo que se refería el Gobierno de Rajoy cuando amenazaba a la presidenta argentina con medidas «claras y contundentes». Y tanto. Mientras todos pensábamos que era exagerado convocar una reunión de crisis con Exteriores e Industria por la expropiación de una empresa privada internacional como Repsol -con sólo el 25% de su capital a manos de inversores españoles y cuyos beneficios vuelan a paraisos fiscales- y que las represalias vendrían de la diplomacia y las cortes internacionales, el Gobierno español pensaba en el punto más débil de Argentina: los más de ocho millones de personas que viven por debajo de la pobreza.
Según el artículo de El Mundo, el Ministerio de Exteriores defiende que la medida de eliminar las ayudas al país americano estaba tomada antes de la polémica. Algo que podría ser verdad viendo que los fondos de cooperación de los Presupuestos Generales del Estado se han reducido un 54% en sólo un año. Imposible mantener la acción en el exterior de la AECID, de la veintena de ONGD que operan en Argentina y de los casi 90 proyectos de ayuda que se levan a cabo. Ahora le recuerdo sus propias palabras al señor Margallo para recordarle que la política exterior «consiste en la negociación y no en medidas arbitrarias» ante una decisión «discriminatoria».
Aprovecho para invitaros a leer este post sobre la financiación de la AECID a la Fundación Repsol-YPF, de dónde he cogido prestada la imágen.